NEUROLOGÍA

¿Qué es el síndrome de las piernas inquietas, que no deja dormir a millones de españoles?

Se trata de una dolencia bastante común, ya que se estima que alcanza al 5-10% de la población adulta, y nada menos que a un 2-4% de los niños y adolescentes europeos

El síndrome de las piernas inquietas convierte la cama en un tormento

El síndrome de las piernas inquietas convierte la cama en un tormento / Foto de Yuris Alhumaydy en Unsplash

Como todos los 23 de septiembre, el mundo celebra el Día del Síndrome de las piernas inquietas (SPI), también conocido como la enfermedad de Willis-Ekbom.

Se trata de una patología neurológica caracterizada por la presencia de molestias en las piernas, y las sensaciones descritas por los pacientes que lo sufren son:

  • Hormigueo
  • Quemazón
  • Calambres
  • Dolor
  • Contracciones...

Las piernas se vuelven más "inquietas" al caer la noche

Lo peor es que todas estas molestias tan desagradables suelen aparecer o empeorar durante las horas de descanso. Porque cuando empieza a caer la noche es el momento en que el paciente comienza a sufrir todas esas desagradables sensaciones que, además, le provocan una necesidad urgente de moverse para aliviarlas.

Esto hace que en muchos casos los pacientes tengan dificultar para conciliar el sueño, o que se desencadenen despertares. Y es que la interrupción y la desestructuración del sueño es una de sus consecuencias principales, con lo que afecta a la salud.

Unba ilustración para explicar el síndrome de las piernas inquietas

Unba ilustración para explicar el síndrome de las piernas inquietas / Ilustración: Yegane taji

Más de 2 millones de personas en España sufren "piernas inquietas"

La Sociedad Española en Neurología (SEN) calcula que en España más de 2 millones de personas padecen esta enfermedad, y cerca de un 20% de ellas (unas 400.000) sufren una forma grave de este síndrome neurológico.

Y aunque se trata de una dolencia bastante común, ya que se estima que la prevalencia del síndrome de las piernas inquietas alcanza al 5-10% de la población adulta, y nada menos que a un 2-4% de los niños y adolescentes europeos, en muchísimos casos no está diagnosticada.

  • Son tantos los pacientes que no saben que padecen esta enfermedad, que algunos estudios apuntan a que solo un 10% de los casos estarían diagnosticados. Y esta cifra es aún menor en la infancia.

Además, en algunos casos incluso pueden trascurrir períodos de 10 años hasta que el paciente recibe una respuesta sobre qué es lo que le está impidiendo descansar. Y sólo a partir de ese momento puede recibir un tratamiento.

El síndrome de las piernas inquietas provoca una seria distorsión del sueño

El síndrome de las piernas inquietas provoca una seria distorsión del sueño / Foto de Nur Demirbaş: https://www.pexels.com/

Un síndrome incapacitante

El curso de esta enfermedad es fluctuante, con temporadas en que los síntomas son más leves y otras en que son más intensos y empeoran la calidad de vida.

  • Por lo general afecta a las extremidades inferiores y se localiza generalmente en las pantorrillas y en los tobillos.

Y como explica la doctora Ana Fernández Arcos, Coordinadora del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la SEN.

  • "En algunos casos las molestias pueden ser intensas e incluso manifestarse durante el día. Y también pueden involucrar a otras partes del cuerpo, como las extremidades superiores o el abdomen".

Además, en algunas ocasiones se confunden estos calambres y dolores en las extremidades con otras patologías.

  • "Es común que algunos pacientes lo confundan con molestias debidas a una mala circulación y, en determinados casos, no es hasta que implica un mal descanso, con insomnio o somnolencia durante el día, cuando se deciden a consultar".

En los casos graves de esta enfermedad, se trata de una dolencia muy incapacitante.

Uno de los últimos estudios realizados en España entre pacientes adultos señala la alta prevalencia entre ellos de síntomas asociados como:

  • Dolor intenso.
  • Insomnio.
  • Depresión.
  • Ansiedad.

Estos síntomas no sólo hacen que disminuya la calidad de vida de los enfermos, sino que además producen importantes limitaciones en su vida diaria y en las relaciones sociales y laborales.

Afecta más a las mujeres que a los hombres

El síndrome de las piernas inquietas es más frecuente en las mujeres, en una proporción de 2 a 1 respecto a los hombres.

Distinto es en las edades más tempranas, donde no hay diferencias en cuanto a la distribución de sexos. Pero al final de la adolescencia ya comienza a ser más frecuente en las niñas.

Además, cuando el síndrome de las piernas inquietas aparece en los niños la clínica de la enfermedad difiere a los adultos.

Esto, unido al hecho de que las explicaciones de los niños suelen ser más imprecisas, hace que hasta un 40% de los adultos que son recientemente diagnosticados señalen que sus síntomas se iniciaron en la infancia.

También pueden tener síndrome de piernas inquietas los niños

En la edad pediátrica es común que los niños describan sus síntomas como picor, que tienen ganas de dar golpes o que tienen demasiada energía en las extremidades.

Además, los síntomas no tienen por qué aparecer por la noche, sino que pueden hacerlo en cualquier momento del día, especialmente cuando están sentados.

Por otra parte, el síndrome de las piernas inquietas (SPI) en los niños se ha asociado con diferentes trastornos del estado de ánimo o con trastornos psiquiátricos.

Sobre todo, se ha visto una asociación bidireccional con el trastorno por déficit de atención/ hiperactividad (TDAH):

  • El 26% de niños con SPI cumplen criterios de TDAH, y el 12-35% de niños con TDAH sufren SPI.

También es muy importante la relevancia que tiene la atención primaria para reconocer y derivar a Neurología pacientes que presenten alteraciones del sueño, del ánimo y molestias en las extremidades.

Porque como señala la doctora Fernández Arcos:

  • "El diagnóstico precoz puede mejorar su calidad de vida y disminuir la comorbilidad asociada y su repercusión escolar y laboral. Por eso es tan importante que pacientes y familiares reconozcan los síntomas y acudan al médico lo antes posible".

Causas del síndrome de las piernas inquietas

Los especialistas en neurología explican que el síndrome de las piernas inquietas puede ser primario o secundario, es decir, derivado de otras patologías.

Las causas más frecuentes de SPI secundario son:

  • Carencia de hierro.
  • Insuficiencia renal.
  • Neuropatías.
  • Embarazo.
  • Lesiones medulares.
  • Provocado por ciertos fármacos.
  • Otras causas neurológicas como la enfermedad de Huntington, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), la esclerosis múltiple, la enfermedad de Parkinson, etc.

Sin embargo, la causa de las formas primaras no está del todo clara, aunque algunos autores estiman que el síndrome de piernas inquietas primario es hereditario hasta en un 50-92% de los casos.

Síndrome de las piernas inquietas

Síndrome de las piernas inquietas / Foto de cottonbro studio: https://www.pexels.com

¿Se puede tratar?

La forma de abordar este síndrome para que el paciente recupere su calidad de vida dependerá de si tiene un origen primario o secundario.

"Ante un paciente con SPI secundario deberemos tratar la causa en la medida de lo posible retirando posibles fármacos implicados y aportando suplementos de hierro en los casos en los que haya un déficit", señala la especialista.

En pacientes con SPI primario podemos ofrecer tratamientos cuando los síntomas interfieren en la calidad de vida de los pacientes

En todo caso, sigue explicando la doctora, lo más importante es establecer unas adecuadas normas de higiene del sueño como parte del tratamiento de esta enfermedad.

Y sobre todo en niños, "donde el tratamiento farmacológico solo es recomendable en los casos más graves", explica.

Entre las pautas de descanso para aliviar el síndrome, la doctora Fernández Arcos detalla:

  • Intentar dormir el tiempo suficiente y necesario para cada edad.
  • Establecer un horario regular de sueño.
  • Evitar cenas copiosas o el ejercicio intenso en las horas previas a acostarse.
  • Reducir las actividades estimulantes antes de acostarse, como ver la televisión o los videojuegos.
  • Realizar ejercicio de forma moderada, "porque no solo mejora los síntomas del SPI, sino que disminuye la ansiedad y la depresión y favorece el sueño".

En definitiva, la especialista subraya que el objetivo siempre va a ser "evitar todo aquello que pueda dificultar el descanso".