La resistencia a los antibióticos se ha convertido en un importante problema de salud pública. Tal es así, que en el año 2020 fue declarada por la OMS como una de las diez principales amenazas para la salud pública a las que se enfrenta la humanidad.

Según los datos del Plan Nacional de Resistencia a los Antibióticos, las bacterias multirresistentes causan 33.000 muertes al año en Europa y generan un gasto sanitario adicional de 1.500 millones de euros anuales. 

Hablamos de un fenómeno en el que las bacterias pierden su vulnerabilidad a los tratamientos con antibióticos, se han adaptado a ellos, con lo que se convierten en bacterias difíciles de tratar. 

De esta forma, infecciones bacterianas, muy usuales sobre todo en los meses de invierno, que podrían ser fácilmente tratadas con antimicrobianos, adquieren una gravedad que puede llevar al paciente hasta la muerte. 

Y gran parte de la culpa de que estas bacterias se conviertan en ‘intratables’ la tiene el abuso y mal uso que todos hacemos de los antibióticos.

Prueba de ello son los datos que ofrece la compañía de distribución de medicamentos, Cofares, que en su último análisis del Observatorio de Tendencias Cofares: “Uso y abuso de antibióticos: el peligro de la resistencia bacteriana”, señala como seis de cada diez españoles (60,1 %) guardan el antibiótico que les sobra de un tratamiento para poder utilizarlo en caso de urgencia.

Una mala costumbre ya que este tipo de fármacos únicamente deben tomarse con prescripción médica y siguiendo las indicaciones específicas del profesional sanitario. No hacerlo así, contribuye a la resistencia a los antimicrobianos.

Seis de cada diez españoles (60,1 %) guardan el antibiótico que les sobra. Closeup view of pharmacist hand taking medicine box from the shelf in drug store.

Un tercio de los españoles desconoce que es la resistencia bacteriana

A pesar de la gravedad de este problema, buena parte de la población española todavía desconoce su importancia. Así, de entre los resultados obtenidos por este observatorio se desprende que cerca de un tercio de la población española (32,1 %) no sabe lo que es la resistencia bacteriana a los antibióticos. 

En paralelo, preguntados sobre el impacto que este problema tiene sobre la salud, un porcentaje similar (34 %) le resta importancia y no considera que esta resistencia sea un problema grave. En cambio, un 66,1 % considera que se trata de un problema serio de salud púbica con graves consecuencias.

Por otro lado, el análisis refleja que casi la mitad de los españoles (45,8 %) los ha consumido en los últimos seis meses, y es la población más joven la que señala haberlo hecho en mayor porcentaje (61,6 %).

¿Se ha habituado el organismo a los antibióticos?

En lo que respecta a la percepción que la población tiene sobre la resistencia, el 23,7 % de los encuestados considera que el antibiótico no le hace el mismo efecto que antes. Dentro de este porcentaje, la mayoría opina que esto se debe a que su cuerpo está habituado (47,5 %) o a que los antibióticos actuales no están preparados para hacer frente a las nuevas bacterias (37,8 %). 

El 14,7 % restante de los que creen que los antibióticos no les hacen el mismo efecto reconoce que no los toma siguiendo la pauta estricta de su médico y/o farmacéutico.

A pesar de ello, la mayoría de los encuestados considera que el farmacéutico es un profesional sanitario clave en cuanto a resolver preguntas sobre los medicamentos antibióticos. En concreto, el 78,8 % recurre a él cuando tiene dudas al respecto.

La demanda de antibiótico recupera los niveles prepandemia

Tal y como muestra este último Observatorio de Tendencias, en los años previos a la irrupción de la pandemia de la covid-19 existía un patrón estacional de la demanda de antibióticos, que contemplaba volúmenes significativos en seis de los doce meses del año y máximos absolutos y relativos en las estaciones de otoño e invierno.

Un patrón que se vio alterado en la temporada 2020-2021, al registrarse una significativa disminución de la demanda. Esta disminución se produjo a causa de la pandemia y las correspondientes medidas de protección instauradas: el confinamiento domiciliario, la distancia social, el uso sistemático de la mascarilla y la higiene de manos.

Pero la desaparición paulatina de las restricciones volvió a recuperar los niveles de demanda. A partir del otoño de 2021 las farmacias registraron un patrón de demanda de antibióticos similar al prepandémico. 

Aunque, a día de hoy no se han alcanzado los mismos niveles que antes de la pandemia. 

La demanda de antibiótico recupera los niveles prepandemia. FREEPIK

La venta de antibióticos por comunidades autónomas 

Este patrón de subidas y bajadas en la demanda de antibióticos es muy similar en toda la geografía española. Si se pone el foco en la demanda acumulada de medicamentos antibióticos, se puede comprobar una disminución del 3,8 % en volumen de unidades respecto a los niveles prepandémicos, siendo Aragón (9 %), Andalucía (5 %), Cataluña (3 %) y la Comunidad Valenciana (3 %) las comunidades autónomas con mayor demanda de este tipo de fármacos.

Por su parte, Castilla-La Mancha ha alcanzado los niveles prepandémicos, mientras que el resto de las comunidades siguen estando aún por debajo. Eso sí, el equipo de análisis del observatorio prevé que, en caso de mantenerse esta tendencia, se alcanzarán en los próximos meses los niveles de consumo de antibióticos previos a la pandemia.

¿Cómo evitar la resistencia a los antibióticos?

Cómo ya hemos visto, una de las principales causas de esta reacción de las bacterias es el uso inadecuado de los antibióticos. 

Debemos ser conscientes de que alrededor del 80% de las infecciones más usuales durante los meses de invierno, y que afectan a garganta, pulmones, nariz y oídos, son de origen vírico, y los antibióticos no combaten los virus, sino las bacterias. 

Esto supone que tomar antibióticos en todos estos casos no va a servir para combatir la infección. Por lo tanto, no debemos tomarlos.

Y aunque las autoridades sanitarias a nivel mundial están trabajando para reducir el uso de antibióticos, todos podemos ayudar en este sentido. ¿Cómo? Desde el Plan Nacional de Resistencia a los Antibióticos señalan algunos comportamientos a descartar: 

  • No automedicarse. La toma de cualquier fármaco debe ser prescrita siempre por un profesional sanitario. Y más todavía cuando hablamos de antibióticos. 
  • Un médico sabe cuándo es necesario tomarlos, que tipo de antibiótico tomar, durante cuánto tiempo y en qué cantidad. 
  • No olvidar nunca que los antibióticos no son eficaces ni contra los resfriados ni contra la gripe. Que no son analgésicos y que no alivian ni el dolor ni la fiebre.
  • Cuando nos hayan mandado este tipo de medicamento es necesario tomarlo correctamente, siguiendo las indicaciones y sin abandonar el tratamiento. 
  • Y, por supuesto, si una vez concluido el tratamiento sobra antibiótico se debe desechar y no guardarlo ni compartir con otras personas. Se debe depositar en un punto SIGRE de la farmacia. 
  • Otro punto importante son los animales de compañía que tenemos en casa. Ellos también enferman, pero debe ser el veterinario quién recete el fármaco adecuado. No mediques a tu animal con los antibióticos que tienes en casa. La automedicación también es peligrosa para ellos. 

Por último, pero también esencial es la prevención. La mejor forma de evitar la toma de antibióticos es evitar infecciones.

Para ello, lavarse las manos con frecuencia, asegurar una buena higiene de los alimentos, evitar el contacto directo con personas enfermas y cumplir puntualmente con el calendario de vacunas, son normas básicas.