Los arqueólogos nazis quisieron ver en los indígenas canarios a los descendientes de la raza aria pura, según adelantó ayer el periódico El País, sobre una investigación del historiador catalán Francisco Gracia, de la Universidad de Barcelona. Precisamente, la inspiración filogermana de los arqueólogos españoles de la época ya fue analizada por el arqueólogo tinerfeño José Farrujia de la Rosa, en su libro Arqueología y franquismo en Canarias. Política, poblamiento e identidad (1939-1969), en el que explicaba que los científicos pronazis relacionaban la apariencia rubia y con ojos azules de algunos antiguos canarios con un supuesto origen ario.

"Es cierto que en las crónicas históricas se habla de indígenas altos rubios y de ojos claros, pero lo que hicieron estos arqueólogos fue estereotiparlos según les interesaba para justificar sus teorías", explicó ayer Farrujia, que quiso recordar, además, que no todos los antiguos isleños tenían este aspecto.

Efectivamente, la arqueología nazi, representada especialmente por la organización de las SS Deutsches Ahnenerbe (Herencia Ancestral Alemana) dedicó su tiempo a expediciones cuyos resultados encajaran a la perfección con su idea de superioridad racial. Así, El País recuerda la de Ernst Schäfer a Tíbet o a la desquiciada búsqueda de objetos legendarios como el martillo de Thor o el Grial, lo que "le condujo a pragmáticos saqueos de museos y colecciones y al frío asesinato de judíos y prisioneros de guerra para estudiar sus esqueletos".

Este siniestro ejemplo fue alabado por el ministro español José Luis Arrese, que "expresó incluso a Himmler su interés por crear en España una organización similar a la Ahnenerbe nazi y dependiente exclusivamente de Falange, para controlar las bases ideológicas de la prehistoria y la arqueología españolas", dice este diario nacional.

En este contexto (principios de los cuarenta), fue fundamental el papel de Julio Martínez Santa Olalla, comisario general de Excavaciones, que trabó amistad con el mismísimo Himmler y que propició proyectos como el del prehistoriador Hermann Wirth, que buscaba la Atlántida y, según la investigación de Gracia, "consideraba que las islas eran restos meridionales del gran continente sumergido, patria de origen de los arios".

Al parecer, "la expedición debía realizarla en 1939 Otto Huth, otro de los investigadores de la Ahnenerbe, especialista en antiguas creencias espirituales arias, que proyectaba rastrear las viejas prácticas religiosas de los isleños y estaba entusiasmado con los rumores de momias guanches de trenzas rubias. Excavarían y harían mediciones craneales de los canarios. La expedición, sin embargo, quedó pospuesta indefinidamente a causa de la II Guerra Mundial, aunque Santa Olalla proporcionó mucho material documental a la Ahnenerbe", señala El País.

Pero no se quedó en eso la relación de Santa Olalla con investigadores germanos. "Mandó a Canarias, becada por el Seminario de Historia Primitiva del Hombre, a la antropóloga alemana Ilse Schwidetzky, que estuvo en las islas y publicó varios trabajos sobre los indígenas de Canarias", señaló José Farrujia. Esta mujer es conocida por su curioso método de trabajo. "Hizo lo que se llama recuentos en el camino. Sin recurrir a material antropológico, se montaba en un coche y buscaba entre las personas que veía al borde de la carretera a los que consideraba ejemplos de rasgos cromañoides, como si Canarias hubiese sido refugio de la raza cromañón europea, emparentada, por supuesto, con la raza aria", reveló el tinerfeño. "Más adelante, cuando vuelve, estudia las colecciones del Museo Canario de manera más detallada, pero llega a las mismas conclusiones", añadió.

Además de Ilse Schwidetzky recalaron por las islas otros autores nazis. "Eugen Fischer era miembro de las SS y estuvo muy implicado en la maquinaria de limpieza racial emprendida por los nazis. Él fue uno de los que desarrollaron las tesis de la procedencia aria de los indígenas canarios", dijo Farrujia. De la mano de Fischer vino a Canarias el famoso Dominik Josef Wölfel, autor de Monumenta Linguae Canariae, una obra sobre la lengua de los antiguos canarios, que aunque algo más desvinculado de los nazis, "calcó su concepción racial de los antiguos isleños de sus predecesores, que auspició las teorías del África Blanca y el Megalitismo, que eran una manifestación cultural relacionada con la raza aria".

Pero si éstos son los extranjeros, también hubo arqueólogos locales que siguieron estas pautas, como Juan Álvarez Delgado, catedrático de Latín de la Universidad de La Laguna, o Sebastián Jiménez Sánchez, de Gran Canaria.

"Uno de los motivos por los que caló en la España franquista el historicismo cultural fue por esta relación con los investigadores alemanes. Este modelo teórico era la alternativa al evolucionismo y a los católicos reaccionarios les venía muy bien para obviar las teorías de Darwin sobre el origen del hombre", concluyó Farrujia, que lamenta que aún queden restos de este historicismo cultural en algunas corrientes arqueológicas actuales.