La oveja canaria, la palmera, la canaria de pelo; la vaca canaria, la palmera; el cochino negro y el burro majorero son siete razas autóctonas que se encuentran en peligro de extinción en el archipiélago por lo que tienen una protección especial, según consta en la página web de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación del Gobierno de Canarias, en donde además se deja constancia de que la mansedumbre es una característica común en las distintas razas.

La oveja canaria -mezcla de la raza aborigen de las islas con razas peninsulares y portuguesas importadas por los colonos- goza de buena salud en cuanto a su número. La consejería justifica su 'profusión' en su capacidad para adaptarse a los microclimas isleños y estando presente en los sistemas de explotación de pastores tradicional el rebaño en las islas.

La situación de la raza ovina palmera es delicada, apenas un centenar de ejemplares. La llegada de los nuevos textiles y lo sintético ha precipitado su progresiva desaparición.

La historia de la oveja autóctona de pelo es completamente distinta a la de la palmera. Esta se encuentra actualmente en recuperación y expansión, sobre todo en Tenerife. Esto se debe a su valor en la carne, el aprovechamiento para el estiércol y su adaptabilidad a las zonas de platanera. Al borde de la desaparición es como se describe la situación de la conocida como vaca canaria. Su batalla parece perdida en favor de razas foráneas por su producción mayor de leche.

VACA. La realidad de la vaca palmera no es mejor. Apenas 400 ejemplares, principalmente en el norte de la conocida como isla palmera, atestiguan su existencia.

El cochino negro se encuentra también en peligro de extinción, principalmente, debido a los elevados índices de consanguinidad e hibridación.

La raza asnal Majorera, descendiente del Equus asinus africanus, está emparentada directamente con las actuales poblaciones asnales del Norte de África y ha sufrido una fuerte regresión por "la mecanización del trabajo agrícola".