Si todos los días se puede decidir si llevarse o no el paraguas al salir de casa es gracias al satélite Meteosat y a la teledetección, una ciencia multidisciplinar que ya está instalada en nuestras vidas cotidianas, a pesar del común desconocimiento de su alcance. Medir los niveles de contaminación del planeta, observar el deterioro de la capa de ozono o controlar el avance de un incendio o de un vertido de petróleo también dependen de los cientos de satélites que orbitan alrededor del globo y envían imágenes convertidas en información muy valiosa.

El Auditorio Alfredo Kraus clausuró ayer las I Jornadas de Teledetección Espacial, en las que expertos de distintas empresas y centros de investigación han analizado a conciencia las oportunidades de negocio que se abren en este sector para Canarias, África noroccidental y Cabo Verde. El encuentro ha sido organizado por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y la Sociedad de Promoción Económica de Gran Canaria, en colaboración con el Parque Científico Tecnológico, y supone el pistoletazo de salida para el programa Telecan. La ULPGC lidera este programa, en el que también se ven implicadas las universidades de Marruecos, Mauritania, Senegal y Cabo Verde. Se trata de un proyecto a tres años que pretende impulsar el desarrollo de productos y servicios de teledetección en sectores de actividad estratégicos, lo que supone una oportunidad de negocio importante para Canarias.

Los satélites que orbitan alrededor de la Tierra se convierten en cientos de ojos que controlan los movimientos de un planeta revoltoso. Esas instantáneas tienen numerosas aplicaciones, desde controlar desastres medioambientales hasta saber cómo potenciar el rendimiento agrícola de una plantación. Ayudan a detectar las causas del cambio climático, registran la evolución de los polos, controlan la deforestación e incluso tienen aplicaciones en el control fronterizo. Todas estas funciones requieren de un tratamiento distinto de las imágenes y es en este punto donde entra el juego el papel de Canarias en el desarrollo de este tipo de tecnologías.

El Archipiélago tiene a su favor una posición geoestratégica privilegiada que lo ha convertido en foco de atención. Valgan como ejemplos el Instituto Astrofísico de Canarias o la estación del INTA (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial), situado en el Sur de Gran Canaria. También su proximidad al continente africano supone un valor añadido. No en vano, Bélgica, en la presidencia de turno de la Unión Europea, destacó entre sus líneas de actuación la importancia de invertir en teledetección en África.

Además de estos condicionantes accidentales, en Canarias convergen ahora mismo tres circunstancias que motivan el desarrollo de tecnología en el ámbito de la teledetección. De una parte, el desarrollo de la red de parques tecnológicos en Canarias, de otra la propuesta del Campus de Excelencia Internacional de las dos universidades y como respaldo la apuesta del Gobierno regional en el Proyecto Estructurante de Teledetección (PET), que persigue la integración de grupos de investigación, empresas y organismos que trabajen en este campo.

Las mesas redondas celebradas ayer en el marco de las Jornadas concluyeron con la exposición de conclusiones, en las que se reiteró el potencial de Canarias a la hora de desarrollar aplicaciones en el ámbito de la detección, en el medio ambiente marino, terrestre y atmosférico. En este último, Gonzalo Piernavieja, director de división de I+D del Instituto Tecnológico de Canarias, hizo hincapié en el potencial tecnológico con el que cuenta la región para desarrollar aplicaciones en la medición de la contaminación atmosférica, así como en metodología energética (energía eólica y fotovoltaica). También se destacó que es importante apostar por aplicaciones que supongan un valor añadido y que sean atractivas para el mercado, algo para lo que es imprescindible el diálogo entre operadores y usuarios. Otra reivindicación recurrente fue la de la necesidad de colaborar con África en este terreno.