La segunda nevada del año cubrió toda la cumbre de Gran Canaria y alcanzó a zonas de Tejeda, San Mateo, Moya, Gáldar, Artenara, Telde, Valsequillo y Valleseco, donde no habían visto caer nieve desde hace décadas. El frío y las precipitaciones de la tarde del domingo se intensificaron durante la madrugada de ayer y la Isla amaneció con un manto blanco por encima de los 1.300 metros de altitud. Pese a ser un día laborable, miles de ciudadanos se lanzaron a la cumbre y no sólo pudieron ver la nieve de cerca, sino que fueron testigos de la nevada que se inició a mediodía y siguió de forma intermitente durante toda la tarde.

Aunque la capa es similar a la de la borrasca del pasado 10 de febrero, hasta cinco centímetros de nieve en polvo, ha cubierto más territorio y se calcula que aguantará hasta mañana miércoles por el intenso frío que se espera en la cumbre. El reverso es que la afluencia de vehículos obligó a cerrar los accesos por razones de seguridad, por lo que hubo que caminar y mojarse para poder lanzar unas cuentas bolas de nieve.

Los más madrugadores sí pudieron llegar en coche hasta Los Pechos. A las once, Pepito y Teresa ya habían vendido decenas de bocadillos de chorizo de Teror y vasos de chocolate caliente en el auto-bar que instalan todos los días junto al Pozo de las Nieves. "La nevada de febrero fue mejor que esta porque en pocas horas se alcanzaron los cinco centímetros de nieve, pero salió el sol y no duró mucho", señaló el comerciante, que apuntó que días como el de ayer le salvan el negocio. "Esto nos da para ir escapando, pero la crisis se nota hasta aquí", añadió.

Día extra de vacaciones

Los niños son un motivo -o una disculpa- para disfrutar de la nieve y algunos de ellos cambiaron ayer los pupitres del colegio por un bugui para desplazarse por el hielo, aunque en realidad no hay muchos sitios para ello. Muchos padres, como Domingo Melián, del barrio capitalino de La Isleta, consideran que perder un día de clase no es tragedia. Por eso, su hijo Edgar tuvo una jornada extra de vacaciones y no cree que la olvidará en su vida.

Yeribai, Giovanni y Pablo también se libraron del colegio y sí que pudieron hacer unas carreras con el bugui y lanzar bolas a diestro y siniestro, todo bajo la atenta mirada de Teodoro, el padre. "Días como éste hay pocos y hay que aprovecharlos", comentó. Desde Vecindario se desplazaron José, Fany y su hijo Brian, a los que cogió de lleno la nevada de mediodía de El Pozo de las Nieves.

En un día en la cumbre tampoco pueden fallar los muñecos en los coches. Hay quien se lo toma en serio y cubre medio capó del coche. Juan Quintana y sus amigos construyeron uno de los más vistosos y lo pasearon por toda cumbre. Miguel Ángel Rodríguez fue más modesto, pero confiaba en que se mantuviera congelado hasta llegar a Telde.

La alta tasa de paro en Gran Canaria es "la otra explicación" para las aglomeraciones en la nieve. No lo dice ningún sociólogo o sindicalista, sino Ezequiel, Tino, Mario y Raúl, de Tafira. Los tres primeros han perdido su empleo en los últimos meses. "La situación está muy jodida para nosotros y al menos pasamos un rato". José Caballero Vera, de Santa Lucía de Tirajana, comparte la opinión. "Yo también vengo a la cumbre en días como este porque estoy parado; aquí hago vida sana", comentó.