El equipo científico de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) que pilotó el robot submarino conocido como Piolín desde la costa este norteamericana hasta la costa de Vigo en 2009 tiene ahora otro desafío.

Un nuevo droide apodado Silbo se acerca a aguas de Canarias desde Islandia en la que es la primera etapa de la misión Challenger 1, que pretende marcar un hito en la investigación oceanográfica con la navegación alrededor del mundo de un planeador submarino.

Se trata de una travesía que dura ya más de 75 días tras salir el robot submarino de Islandia el pasado 21 de junio, con más de 2.000 kilómetros cubiertos y una llegada al Archipiélago que se estima entre noviembre y diciembre próximos, tras una parada de mantenimiento en las Azores, si la nave lo requiriese, que se produciría previsiblemente en unos 30 días.

El equipo de la división de robótica y oceanografía computacional del Instituto Universitario de Sistemas Inteligentes y Aplicaciones Numéricas en la Ingeniería (Siani) de la ULPGC, formado por cinco profesores e investigadores de las facultades de Ciencias del Mar e Informática, además de dos becarios, participa en esta nueva campaña oceanográfica internacional.

Como socios repiten científicos de la Universidad de Rutgers (de Jersey, Estados Unidos), los partners en la misión de 2009 de Piolín, completando el equipo la firma TeledyneWebbResearch, propietaria del droide (el pequeño vehículo planeador submarino), además de personal técnico de la Plataforma Oceánica de Canarias (Plocan) que asiste en la misión.

Chequeo

Los profesores de la ULPGC chequean el viaje de Silbo con sus colegas estadounidenses desde que se inició la travesía. "Cada 520 minutos está programada una salida a superficie del planeador", explica Antonio González Ramos, investigador de la división ROC-SIANI, profesor de la Facultad de Ciencias del Mar de la ULPGC y codirector de la campaña oceanográfica.

Es en ese lapso de tiempo, cuando el robot está en la superficie durante 15 minutos, cuando se testea la situación del planeador y su ruta, se realiza la toma de datos y a la vez se le dan instrucciones y/o correcciones. "Ese es el momento porque, en cuanto vuelve a sumergirse, no sabemos lo que ocurre con él hasta que vuelva a emerger", señala González Ramos.

El trabajo de los científicos consiste en dirigir la misión de navegación para evitar desvíos de la ruta y reordenar la travesía, sujeta a elementos como las corrientes marinas.

Son estos flujos los que añaden dificultad al trayecto que sigue Challenger 1. "En la anterior misión de Piolín, el planeador navegó de oeste a este, de América a España, con una ruta más tranquila, por así decirlo. Silbo tiene, sin embargo, una travesía de norte a sur del planeta más lenta porque la navegación se produce con más corrientes", explica el científico de la ULPGC.

Challenger 1 es la primera misión oceanográfica que tiene por objetivo que un planeador submarino dé la vuelta al mundo y es el último de los cinco viajes realizados desde 2008 por robots submarinos. En todas esas campañas han participado los investigadores de la ULPGC, avalados por su prestigio internacional en el pilotaje de estos vehículos.

Esta vuelta al mundo de Silbo tiene escalas. Tras su salida de aguas islandesas acabará la primera etapa en Canarias a final de año.

Los científicos preparan una segunda para 2012 que circunnavegará África y otras sucesivas que cubran el planeta en un periodo de alrededor de tres años.