La prevención es mejor que la cura, y cuando de los dientes se trata una visita temprana al odontólogo puede evitar males mayores o irreversibles. El Colegio de Dentistas de Las Palmas recordó ayer, con motivo del Día Mundial de la Salud Bucodental, que "el niño debe ir al dentista antes de que tenga una patología", y preferentemente antes de que cumpla los cinco años, afirma José Manuel Navarro Martínez, presidente de esta organización colegial.

Los problemas más frecuentes con los que se encuentran los profesionales del ramo entre los pacientes que asisten a su consulta, según datos de la Fundación Dental Española, son las caries y los ortodóncicos, es decir, patologías derivadas de una distribución irregular de las piezas dentales, o por alteraciones en el desarrollo y crecimiento de los maxilares. En opinión de Navarro, un diagnóstico a tiempo y cuando el paciente es un niño menor de cinco años posibilita que "de una forma preventiva se puedan resolver estas deficiencias y corregirlas sin que suponga un gasto excesivo además de otro tipo de problemas una vez que todos los elementos están completamente formados".

Revisión gratuita

El presidente del Colegio de Médicos de Las Palmas recuerda en este sentido que desde el año 2009 está en marcha un programa de salud bucodental a la infancia impulsado por los profesionales en colaboración con la Consejería de Sanidad del Gobierno canario, destinado a pacientes de entre 6 y 15 años, y sin coste alguno, que no ha tenido la incidencia esperada. "El servicio no ha tenido la demanda que esperábamos", sentenció ayer Navarro. Una situación generada por la ausencia de "una cultura preventiva y por el hecho de que cuesta que los padres lleven a los niños a las consultas antes de que aparezcan los problemas".

Este programa gratuito solo cubre "patologías comunes", como pueden ser las caries o las higienes, no así los tratamientos de ortondoncia o similares. Pero constituye una herramienta de diagnóstico sobre la que puede depender la salud bucal del paciente de por vida. Según Navarro, "solo se va al dentista a hacerse una revisión una vez al año, y luego no se repite con la frecuencia necesaria". Esto es, al menos cada seis meses para una higiene y el control periódico del estado de las piezas. Un alto porcentaje de los pacientes solo pide cita cuando el problema es patente y se manifiesta mediante dolor o molestias de distinta naturaleza.

La implicación de los padres y tutores es fundamental para inculcar hábitos saludables. Una afirmación que se refuerza con los datos en la mano, ya que los últimos estudios epidemiológicos de los que dispone el Colegio de Dentistas ponen de manifiesto que cuatro de cada diez niños padecen algún tipo de caries, y que según se avanza en edad se dispara este riesgo que llega al 70 por ciento en niños de 12 años.

Higiene

A las recomendaciones sobre la revisión temprana se unen otras sugerencias respecto a la higiene y cuándo se debe comenzar a cepillarse los dientes después de cada comida. "Lo ideal es que a los 15 meses se cepillen los dientes, en este caso siempre con la ayuda y supervisión de los padres", sostiene José Manuel Navarro.

Esta sugerencia tiene un doble efecto: por un lado, el cuidado de las piezas dentales, y de otro comenzar a "inculcar estos hábitos en los niños". Si no existen patologías u otros problemas ligados al crecimiento, Navarro es partidario de que la primera visita al dentista se haga cuando los niños hayan cumplido dos o tres años.