No fueron olas muy altas, apenas alcanzaron los 2,60 metros, pero sí fueron largas las mareas. Sin llegar a los extremos de octubre del año pasado, cuando Las Canteras se convirtió en una trampa a la hora de la pleamar, este domingo, y también ayer, se produjo el primer atisbo de lo que viene. Y lo que viene será al final de mes, con la luna nueva y el estreno de la nueva estación.

"Lo importante fue el domingo, pero así y todo las olas eran bastante normales, aunque cuando los playeros esperamos lo más fuerte es para el 27 y el 28 de septiembre, con luna nueva, con olas de casi tres metros, y eso si no hay mar de fondo, que irá a más", explicaba ayer Tino Armas, editor de la web miplayadelascanteras.com.

Para hoy se prevé también una pleamar larga, pero ni de lejos se espera un reboso. Ni en Las Canteras ni en otros puntos de la Isla. En playa teldense de La Garita, por ejemplo, se notaba el mar más bravo de lo normal, pero poco más. Al contrario de lo que sí ocurrió el fin de semana, sobre todo el domingo. La subida diurna de la marea de este martes será hacia las 14.30 horas.

El equinoccio de otoño será el viernes 22 de setiembre, cuando el plano de su órbita se encuentra perpendicular con el eje terrestre, de forma que el planeta recibe la luz solar directamente sobre el ecuador. Para toda la Tierra, en este día el sol sale exactamente por el este y se oculta exactamente por el oeste.

Si además el equinoccio coincide con la luna nueva, al estar alineados el sol y la luna, los océanos se ven atraídos por las fuerzas combinadas de los dos astros y por ello la marea es más fuerte. Pues bien, esta circunstancia se espera para esos días 27 y 28.

La última vez que se produjeron rebosos en Las Canteras fue durante el fin de semana del 9 y 10 de octubre del año pasado, cuando la marea llegó al paseo marítimo, llevándose por delante hamacas, sombrillas y las casetas de los hamaqueros. La Cruz Roja, además, tuvo que realizar 22 intervenciones, sacando del agua a gente que estaba en apuros. Esa organización defendió entonces la idea de que la playa se cierre al baño en esas circunstancias. Y el Ayuntamiento así lo hizo a mediados de febrero pasado, izando la bandera roja por zonas y por horas para impedir el baño.

La Concejalía de Playas se apoya en sus propias ordenanzas, que señalan que la sola presencia de la bandera roja es sinónimo de prohibición del baño, y que en el caso de incumplimiento, los bañistas pueden ser sancionados con multas de 90 euros. Basta con una denuncia de la propia Cruz Roja ante la Policía Local para hacer efectiva la sanción. El Ayuntamiento quiere con ello llamar la atención de que las imprudencias cuestan dinero por el despliegue de efectivos de salvamento.

Pero esos días son también un paraíso para bugueros y surfistas expertos (los que se atreven a meterse en el mar en esas condiciones). Y eso es exactamente lo que esperan los playeros para las jornadas del 27 y el 28 de septiembre próximas.