La preocupación por el puesto de trabajo a veces es mayor que la preocupación por la propia salud. Personas que habían sufrido un infarto de miocardio no acudían a rehabilitación por miedo a perder su empleo. Por eso la Unidad de Rehabilitación Cardíaca del Hospital Insular decidió concentrar todas las sesiones en un programa corto de cinco semanas, como alternativa al programa tradicional de ocho semanas.

"La mayoría de los pacientes son hombres, de unos 50 años, que mantienen a toda la familia, por eso tienen miedo a poner en riesgo su empleo y quieren incorporarse cuanto antes", explica Guillermo Miranda, médico responsable de esta unidad, en el marco del XVIII Congreso Sociedad Canaria de Medicina Física y Rehabilitación. Cerca de un 30 por ciento de los infartados no asistía a rehabilitación por miedo a quedarse en el paro o por vivir lejos del centro hospitalario, entre otros motivos.

La Unidad pone todas las facilidades a disposición de los pacientes, ya que, además de una reducción del tiempo del programa, ofrece unas sesiones a primera hora para que los pacientes puedan asearse e ir después a sus trabajos. Este es el caso de Carmelo Díaz, que sufrió un infarto el pasado mes de marzo. "Es una maravilla porque se me va quitando el miedo a salir a la calle", comenta mientras camina por una de las cintas mecánicas que acoge esta área del Insular.

Junto a él otra media docena de personas hacía ejercicio, entre ellas dos mujeres. Algo que hasta hace poco no era muy usual, ya que, debido a las responsabilidades familiares, las mujeres acuden menos a rehabilitación. Actualmente la cifra de mujeres que asisten a rehabilitación cardíaca ha pasado de un 7 a un 20 por ciento.

"Trabajar no es lo primero, lo primero soy yo", afirma Ana María Hernández, mientras pedalea en una bicicleta estática. "Gracias a estas sesiones estoy más tranquila, tenía miedo de coger una depresión porque me daba miedo salir sola a la calle, pero poco a poco voy cogiendo confianza", reconoce.

Además de las sesiones de ejercicio físico de una hora, los pacientes reciben charlas y consejos para ayudarles a cambiar su estilo de vida.