La crisis, la publicidad y las redes sociales han provocado que el número de donantes de óvulos y semen se incremente desde 2008, aunque siga sin existir un registro oficial que controle cuántos hijos tiene un mismo donante en España, algo que según la ley no puede ser superior a seis.

Profesionales de diferentes clínicas coinciden en criticar la ausencia de un mecanismo para poder contabilizar a estos donantes en un marco estatal, un propósito planteado en las sucesivas legislaciones de reproducción asistida aprobadas desde finales de los 80 por distintos gobiernos pero sin llegar a materializarse.

Ahora, con el aumento de personas que acuden a donar óvulos o semen, en algunos casos, motivados por la compensación económica -de hasta 900 euros para las mujeres y sobre los 50 euros para los varones-, la existencia de una base de datos común entre todos los centros de donación resulta fundamental para evitar lo que algunos sanitarios han denominado como "la tournée" (la gira, en francés).

"Me enteré de que una amiga iba saltando de clínica en clínica. Primero, en Alicante; después, en Valencia. Lo hizo varias veces". Así es como define la citada "gira" una auxiliar del hospital del Vinalopó de Elche, que, con tan sólo 25 años, ya ha donado dos veces, según destaca, por solidaridad y no motivada por el interés económico.

En opinión de esta joven donante, aunque la cantidad que se recibe es alta, el dinero "no compensa" debido al proceso al que una mujer debe someterse para realizar la donación, que incluye un ciclo de hormonación con inyecciones diarias durante veinte días.

"No es tan fácil ni tan bonito. Tienes que estar convencida de querer ayudar a otra persona. No es decir voy y que me den 900 euros", afirma tajante.

En el caso de los varones la complejidad del proceso se reduce, como también lo hace la cantidad que percibe el donante.

"Mi primer pensamiento fue buscar algo para conseguir dinero fácil", reconoce un joven valenciano que, junto a diez amigos, decidió ir a una clínica a someterse a las pruebas para convertirse en donante. Sólo él y otro compañero pasaron las fases de control del centro.

Aunque la crisis y el "dinero fácil" fueran el detonante para este universitario, una vez que tuvo ante él la posibilidad real de llevar a cabo la donación, su razonamiento dio un giro de 180 grados. "Pensé que el dinero no era lo importante, que si quería hacerlo era porque quería ayudar a parejas que no pudieran tener hijos", ha comentado.

Las clínicas intentan hacer uso de sus propios recursos para establecer un cierto control sobre sus donantes, como en Quirón, donde rechazan a donantes que ya han visitado otros centros, explica la doctora María Benavent. Calcula que, desde el estallido de la crisis, el número de hombres donantes se ha incrementado un 20 % y en un 10 % en el caso de las mujeres.

"Hoy por hoy, te tienes que fiar de que el donante que acude a tu clínica te diga o no la verdad", apunta el doctor Antonio Requena, del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), en cuyos centros repartidos por la Comunitat el número de personas que acudió a realizar su primera visita -que no implica que terminaran realizando una donación- aumentó en 64 personas de 2010 a 2011.

Según Requena, la creación del registro o 'listado' estatal "se empezó a mover" con el último Gobierno, aunque "con la crisis se paralizó" y no se volvió a hablar del tema.