Zineb El Rhazoui, actualmente exiliada política, es fundadora del Movimiento Alternativo por las Libertades Individuales (MALI) en Marruecos. Ha analizado el futuro de las revueltas populares en su país en la pasada 'Semana Temática Movilizaciones Sociales y Migraciones' de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

- ¿Qué peso están teniendo las movilizaciones sociales en Marruecos?

- El movimiento 20-F está en la calle todos los domingos desde el 20 de febrero, impulsado por los jóvenes a través de las redes sociales. Dispone de más de 120 coordinaciones por todo Marruecos, lo que significa que el movimiento se encuentra en más de 120 pueblos y ciudades del país. Pero por desgracia la prensa internacional dice que este movimiento es bastante marginal y minoritario, porque solo tiene en cuenta las manifestaciones que han tenido lugar en grandes ciudades como Casablanca. Por ejemplo, la manifestación en Tánger reunió a más de 150.000 personas. El hecho de tener estas 120 coordinaciones le da mucha fuerza a las movilizaciones, los partidos políticos no disponen de movilizaciones tan grandes per se. Mohamed VI a raíz de estas manifestaciones y movilizaciones sociales del 20-F hizo una promesa el 9 de marzo y luego hubo una reforma constitucional en julio pero fue muy decepcionante.

- ¿Ha cambiado la situación tras las elecciones legislativas del 25 de noviembre en las que ganó el partido islamista?

- No ha cambiado nada porque todo el poder sigue concentrado en las manos del rey. Tenemos que continuar ocupando las calles para obligar a que el rey actúe como hizo el 9 de marzo y que se enfrente al pueblo de manera que no pueda escapar, sino que intenta demostrar el verdadero potencial ante el pueblo, pero yo creo que el potencial que tiene es nulo.

- ¿Qué papel están jugando las redes sociales?

- Estamos en un régimen en el que todos los partidos políticos apoyan al rey, no existe la libertad de prensa y la tele hace propaganda al régimen, con lo cual la única vía de poder expresarse con libertad son las redes sociales. En 2009 comprendimos la importancia que tiene facebook cuando promovimos un picnic a través del Movimiento Alternativo para las Libertades individuales (MALI) durante el Ramadán, para darnos a conocer, sensibilizar y movilizar al pueblo. Solo podemos manifestarnos e intentar movilizar y sensibilizar al pueblo a través de nuestro grupo de facebook porque MALI no tiene la capacidad actualmente, debido al gobierno que existe, de consolidarse como partido político y ni siquiera como asociación u organización, y no solo hablo de MALI sino de todo el movimiento del 20-F. Las redes sociales son hoy por hoy la única posibilidad que tenemos para organizarnos, porque todavía no existe una ley en Marruecos que regule Internet, con lo cual tenemos total libertad, aunque existen ciberpolicías que nos controlan, pero conseguimos evitarlos.

- Los derechos de la mujer son una de sus prioridades, ¿se ha avanzado en este terreno?

- Forma una parte muy pequeña del movimiento, porque la mayor parte del sector de Marruecos sigue siendo muy machista. Mohamed VI hizo en su momento la promesa de que daría más derechos a las mujeres, pero fue una promesa falsa, que hizo solo por motivos propagandísticos. Hay que transmitir el mensaje de que para luchar por la democracia hay que unirse hombres y mujeres. En Túnez y Egipto, a pesar de las revoluciones, han vuelto atrás con respecto a la condición de la mujer, y eso lo que nos enseña es que tiene que ser una lucha conjunta.

- Ejercer la profesión de periodista en Marruecos, siendo mujer no debe ser nada fácil. Hábleme de su experiencia.

- Represento al diablo porque soy mujer, periodista y atea. Me ven como la peste, una puta, una abominación... pero el hecho es que soy una mujer libre, que se opone al partido, y me siento como portavoz de todas aquellas voces que no se atreven a hablar, que permanecen escondidas por miedo y eso me llena de orgullo. Me da igual la opinión que tengan de mí.

- ¿Cuándo tomó la decisión del exilio, cómo fue ese momento y cómo lo está viviendo?

- Yo nunca he querido irme, pero ahora el gobierno marroquí intenta llevar a cabo alguna reforma que en realidad no es otra cosa que intentar mantener a raya a los oponentes al régimen, y cuando estas reformas están tan asentadas intentan saldar cuentas uno por uno. Cerraron el periódico en el que trabajaba, además de otros, y han atacado los grupos o movimientos como MALI y los del 20-F. Nos han quitado la posibilidad de tener trabajo, de ganar dinero, nos están cortando todas las vías posibles y no podemos vivir con dignidad. A mí me arrestaron tres veces de forma ilegal, he sufrido persecuciones de policías de paisano, escuchas telefónicas, amenazas de muerte y la más reciente fue en julio de este año. Me fui porque era más seguro para mi vida y porque era mejor seguir combatiendo al régimen desde fuera. El Gobierno vende la imagen de que está llevando a cabo muchas reformas a favor del pueblo, pero quiero que los oponentes al régimen también salgan, porque esta imagen que se está vendiendo con bastante éxito por toda Europa no es cierta y los oponentes al régimen tienen que salir y desvelar la realidad que está viviendo el pueblo marroquí.

- ¿Qué le parece la postura de España respecto a su país?

- Es bastante ambigua, y aunque siempre ha habido tensiones entre España y Marruecos por el tema del Sahara noto la división entre la opinión del Estado con respecto a la situación marroquí y la opinión de la sociedad y la prensa independiente. Cada vez que ha habido manifestaciones en las calles, vemos cómo sufren los corresponsales de la prensa española, cómo la policía les amenazan y cómo el gobierno marroquí los trata como traidores y enemigos, y este apoyo lo valoro mucho, sobre todo en comparación con la Francia de Sarkozy que se ha creído totalmente la imagen que le ha vendido Marruecos y son muy afines al rey.