- ¿Es partidaria de los sistemas de evaluación de la productividad docente?

- Primero que nada, me parece un sesgo responsabilizar en exclusiva al docente del resultado de los alumnos. Además, en evaluaciones como las publicadas en Nueva York se personaliza porque no se evalúan tanto los métodos pedagógicos, parece que se juzga a las personas, cuando hay que juzgar una acción profesional. Por supuesto pienso que hay que evaluar la productividad, la de los docentes y la de cualquier profesional.

- ¿Cuál debe ser el sentido de esa evaluación?

- Corregir lo que no funcione y potenciar lo que sí, es decir, introducir correcciones y mejoras para ayudar lo más posible a los alumnos. Cualquier otra utilización que se haga de la evaluación está de más. No podemos introducir incertidumbres en los docentes y en la comunidad educativa cada poco tiempo. ¿Evaluación? Sí, hay que hacerla, pero no de forma descontextualizada. Hay que evaluar el proyecto educativo, metodología..., y todo eso tiene que ser parte de un proceso mucho más amplio.

- Desde el punto de vista docente, ¿dónde se debería poner el acento para mejorar el sistema educativo?

- En la formación, hay que revisar todo lo que es la formación docente, la inicial y la permanente, y los consejos escolares de todas las comunidades autónomas vamos en esa línea. Para ello, lo primero es definir cuál es el perfil docente necesario y qué competencias tiene que tener un profesional en el siglo XXI porque seguimos formando, exigiendo y aplicando metodologías de prácticas educativas que ya no se adecúan al actual contexto social, económico y cultural. Una vez que se defina la competencia profesional docente, se debe adecuar la formación inicial.

- En ese sentido, ya se modificó el modelo CAP por el actual máster universitario de educación secundaria. ¿Por qué considera que es necesario acometer una nueva reforma?

- El máster de formación en secundaria intentaba mejorar el antiguo CAP, sin embargo, las evaluaciones que el propio Ministerio ha hecho han evidenciado que no está cumpliendo las expectativa, y eso ha dado lugar al planteamiento de adaptar la formación inicial de los docentes al modelo de formación médico, un equivalente al MIR.

- ¿Cree que ese debería ser el modelo de acceso a seguir?

- Es un modelo que se está siguiendo en países con un buen sistema educativo. En España se ha puesto sobre la mesa pero aún no se ha discutido. Los consejos escolares estamos empezando a analizarlo ahora, queremos ver sus pros y sus contras. Lo que sí tenemos claro es que el modelo máster, tal y como se ha llevado a cabo hasta ahora, no está alcanzando las expectativas previstas como formación inicial.

- ¿La formación permanente del docente es otro de los caballos de batalla del sistema educativo?

- Sí, hay que darle un vuelco, porque todo tiene que estar ligado, para que sea efectivo, a la práctica del aula. Hay que potenciar la formación en centros, la formación específica para proyectos educativos, la aplicación de las TIC... Nosotros insistimos en que el sistema educativo tiene tres grandes ámbitos: estructura, financiación y procesos de enseñanza y aprendizaje. La pieza clave de este último es el docente bien formado, bien remunerado y reconocido socialmente, porque esto es una cuestión muy importante a la hora de respaldar la labor docente.