La gestión de los parques tecnológicos en Gran Canaria ha desatado un conflicto entre el Cabildo Insular y la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria que puede originar una fractura inédita en la relación entre ambas instituciones y cuyas consecuencias se presentan ahora como imprevisibles. La corporación insular que preside José Miguel Bravo de Laguna y su equipo de gobierno del PP ha dado un giro copernicano a su estrategia en la planificación y gestión de los parques tecnológicos, hasta el verano de 2011 dejada en manos del liderazgo investigador y científico, a la vez avalado por una experiencia de casi una década en este tipo de instalaciones de la Universidad grancanaria.

El apoyo y el consenso entre el Cabildo y la ULPGC en este asunto, que se tradujo por el anterior gobierno insular (PSOE-Nueva Canarias) en el impulso mutuo a la constitución en 2008 de la Fundación Canaria del Parque Científico Tecnológico de la Universidad grancanaria, parece haber pasado a mejor vida.

La ULPGC, por boca de su rector en funciones José Regidor, ha expresado su posición. "No tengo ninguna duda de que el parque tecnológico de Gran Canaria tiene que gestionarse mediante la colaboración entre la Universidad y el Cabildo".

Además, desde la institución universitaria se evita cualquier enfrentamiento con la corporación insular. "No creemos que la sociedad grancanaria entienda que su Universidad viva a espaldas del Cabildo. Y a la inversa, tampoco", ha dicho públicamente el rector.

Pero el presidente Bravo de Laguna ha encendido las alarmas. En el pleno del Cabildo del 28 de febrero dejó clara su intención de liderar los parques tecnológicos de la Isla, una tesis que remató argumentando con cierta hostilidad que el rector "no es el sumo pontífice".

Con anterioridad a esa sesión plenaria, el Cabildo había citado a una reunión a la Universidad para anunciarle su intención de cambiar las reglas de la gestión, que hasta ahora se consensuaba entre las dos instituciones en la Fundación.

Sin embargo, y pese a ese contacto, la institución académica afirma que desconoce aún cuál es el modelo que propone ahora el equipo de gobierno del Cabildo. (Este periódico intentó, sin éxito, conocer esa propuesta). No obstante, la Universidad grancanaria insiste en que "no hay ningún inconveniente" en que el liderazgo lo lleve la corporación que preside Bravo de Laguna. Los responsables de la ULPGC pretenden con esa concesión que no se rompa la unidad de acción en la culminación del parque Científico Tecnológico universitario. Y también de futuras acciones. Un parque que ha dado sus frutos en un mapa insular de unidades específicas, con instalaciones ya en uso o en distintas fases de ejecución.

A través de ellas se está posibilitando el traslado de conocimiento y el contacto con las empresas para desarrollar acciones de innovación en distintas áreas estratégicas. Para generar, en suma, riqueza y desarrollo. Una acción que se arroga la Universidad y que esta justifica en una de las tres dimensiones que definen su existencia: la de la transferencia de conocimiento y su reversión social (además de sus misiones académica y científica).

En esa línea, la ULPGC presume de ser la única entidad acreditada de Canarias por la Asociación de Parques Científicos y Tecnológicos de España (APTE), el instrumento clave del sistema de ciencia - tecnología - empresa que hay en España. La institución académica forma parte, pues, de una red nacional con 49 parques con presencia mixta.