Antonio Artiles, propietario del puesto Antonio Artiles e Hijos, lo confirma mientras atiende a sus clientes en el mercado Central de la capital. "Están más o menos igual que el pasado año", dice este experto pescadero que desde hace varias semanas sala pescado. Más de mil kilos para estos días de Semana Santa en los que también se consume mucho "pescado fresco".

El martes se podía encontrar el kilo de cherne a 13,90 euros. Apenas dos euros más que en 2006, cuando la ciudadanía aún no hablaba de crisis.

El bacalao, el otro manjar de la gastronomía de Semana Santa, se movía en el mismo mercado entre los 37,98 euros el kilo del lomo, los 22,95 si hablamos de centro y los 12,99 de las migas.

Luis Montesdeoca, propietario de un ultramarinos, confirma también que los precios apenas han variado desde hace tres años, aunque en su consumo parece que la crisis sí que ha hecho mella. "Este año la gente compra más migas", indica el tendero, que desde noviembre a Semana Santa vive su mejor época como comerciante.

Montesdeoca explica que hace décadas el bacalao no se conocía en las islas, por eso el cherne es la estrella de la Cuaresma. "Poco a poco se ha ido introduciendo y hoy lo consumen tanto peninsulares como canarios. Claro que el bacalao tiene mil recetas y el cherne, no", advierte.

Esa variedad de recetas es quizá lo que anima a que el bacalao -tanto desalado como fresco- esté más presente en los menús de restaurante y bares canarios que el popular cherne, que generalmente se encuentra siempre como elemento básico del tradicional sancocho. Y a la espalda, si hablamos de fresco.

El restaurante El Portalón, en Playa del Inglés, ofrece estos días veinte recetas de bacalao en su Semana Gastronómica, incluido un sancocho de bacalao. "Un atrevimiento", del chef vasco José Cruz, sin pella de gofio.

Cruz, desde hace veinte años en la isla, no encuentra razones para explicar por qué el cherne sólo se ha popularizado con el sancocho a pesar de que es un pescado de buena calidad si se desala correctamente como el bacalao: "En el frigorífico, con agua sin cal, con la piel hacia arriba y con cuatro partes de agua por un kilo de pescado". El restaurador apunta que numerosos canarios se apuntan estos días a degustar bacalao. La estrella del menú es ensalada de láminas de bacalao sobre salsa de anchoas con erizo de mar.