Leyendas, sueños rotos de emigrantes, polizones, noviazgos truncados, malos augurios desde su botadura, despedidas a pie de muelle, prostitutas, lloros infantiles inexplicables, una cabeza flotando como único vestigio, portillos que aún se mueven... La historia del Valbanera ha llegado hasta nuestros días rodeada por un halo de misterio, después de que un temporal se tragara hace 93 años a sus 488 pasajeros, casi el 80 % de ellos emigrantes canarios. Los expertos hablan de este naufragio como el Titanic canario y hasta el Titanic español, al ser la mayor catástrofe de la navegación comercial. El vapor trasatlántico de casi 122 metros de longitud de la naviera Pinillos Izquierdo permanece a unos 12 metros de profundidad casi sepultado por un arenal, ocultando la mayor catástrofe de la emigración isleña.

El vapor partió de Barcelona al mando del capitán Ramón Martín el 10 de agosto de 1919, haciendo escala en Valencia, Málaga y Cádiz. En este puerto, según el marino mercante e investigador Julio González, quedaron en tierra 300 pasajeros, después de que la compañía limitara las plazas. Una semana después llegó a Las Palmas de Gran Canaria, para seguir a Santa Cruz de Tenerife y Santa Cruz de La Palma.

De Canarias partieron 1.230 personas, de las cuales 88 eran tripulantes, aunque se habla de que pudo embarcarse un grupo de polizones.

Dentro de los malos augurios que rodearon esta tragedia, los investigadores recuerdan que nada más salir el día 21 de La Palma rumbo a San Juan de Puerto Rico el Valbanera perdió una de sus anclas.

El viaje no iba a ser fácil, sobre todo para los que se embarcaban en busca de fortuna y con escasos recursos. El precio del billete alcanzaba hasta 1.250 pesetas de la época, aunque se podía embarcar por 75 pesetas desde Canarias a La Habana en la clase Emigrantes. Estos ocupantes viajaban en los entrepuentes de las bodegas, en hileras de literas metálicas de varios pisos y, por añadidura, "sin intimidad alguna", según el investigador Fernando García Echegoyen.

Los mayores misterios comienzan a florecer nada más tomar tierra en Santiago de Cuba. A pesar de que la mayor parte del pasaje tenía billete para La Habana, 742 pasajeros desembarcaron en aquella ciudad, junto a parte de la carga, que incluía cebolla de Lanzarote.

El marino mercante canario Julio González, una de las personas que más han estudiado la tragedia, pone como hipótesis la del emigrante, es decir, "si hay trabajo aquí, para qué seguir para La Habana". Otros dicen que el vapor estaba escorado, aunque hay versiones que lo contradicen y hablan de que el buque iba "fuerte y apretando fuego", y hasta quien temió el ciclón.

En cualquier caso, la decisión les salvó sus vidas. García Echegoyen cuenta el caso de la familia Zumalave, que pasó toda la travesía desde La Palma intentando calmar a su hija pequeña. Y, al atracar en Santiago, su ansiedad se convirtió en histeria. "La pequeña suplicaba a sus padres que abandonasen el vapor, ya que tenía la certeza de que este se iba a hundir. Tal era el estado de la niña que, finalmente, la familia decidió desembarcar". Pero también se da el caso de un hombre que perdió el vapor en Santiago por la borrachera que había cogido en la escala.

El libro Valbanera. El Titanic de la emigración canaria recoge que un hijo de José Costa y Matilde, que viajaban con su hija adoptiva, les animaron en su última comunicación a viajar en tren de Santiago a La Habana, pero que desistieron por "la gran cantidad de equipaje que llevaba".

Un total de 488 pasajeros se embarcaron en esta última travesía hacia la muerte. Julio González habla de que cerca del 80 % del pasaje que viajaba en el Valbanera era canarios. Estamos hablando, por tanto, de unos 390 emigrantes isleños.

El Valbanera fue avistado por última vez a la altura de Punta Maysi navegando a toda máquina, con un mar en cal- ma, pero con oscuros nubarrones de fondo.

EL PECIO DE LAS PUTAS

El Valbanera sucumbió por el temporal la noche del 9 de septiembre de 1919, posiblemente embarrancado en un arenal próximo al sueño anhelado de La Habana. Se habla de que el trasatlántico Montevideo observó frente al Castillo del Morro las señales de alarma de un vapor en el horizonte, pidiendo práctico para entrar en La Habana por el huracán. Pero la situación lo impedía, y le pidieron que "corriera el temporal fuera", según Julio González.

"En pocos minutos sus luces se perdieron entre la lluvia y los rociones de agua de mar. Se supone que dicho buque era el Valbanera", apunta en sus documentos Echegoyen.

Barcos de Cuba y Estados Unidos emprenden el 16 de septiembre una primera batida, sin encontrar nada. Tres días después el USS SC 203 localiza los restos del Valbanera a 37 millas de Key West. Y ningún ocupante vivo, salvo una cabeza, ni tampoco restos flotando.

El vapor de la emigración fue localizado en el Bajo de la Media Luna, a 40 millas al oeste de Cayo Hueso. Los marineros descubrieron sobre un arenal sobresaliendo el palo trinquete de un vapor y dos pescantes de botes salvavidas. Esto indica, según el estudioso Fernando García Echegoyen, que no hubo intentos para lanzar los botes.

Pero el temporal había dejado más secuelas. Se habla de que hundió a seis grandes buques en toda esta zona caribeña, con miles de víctimas.

Las leyendas que sobreviven al Valbanera son muchas. García Echegoyen cuenta que en Estados Unidos el Valbanera es conocido como el Pecio de las Putas, ya que entre pescadores de Key West se dice que al vapor no se le permitió entrar en La Habana porque a bordo viajaba un amplio grupo de prostitutas.

Culminaba bajo el mar la historia de un barco "con mala pata" desde su botadura. Y, en su chatarra, se esconden auténticas tragedias familiares.

Julio González relata el amor eterno que se brindó una pareja de enamorados canarios antes de la marcha. "Entre los pasajeros se encontraba Juan Chacón, de 23 años, novio de Teresa Morales, a quien en su despedida le pidió que le esperara hasta su regreso, asegurándole que nunca la olvidaría. Esta le contestó que lo haría con verdadera satisfacción, porque él se llevaba su corazón. Juan nunca regresó, y Teresa, aunque era una mujer bellísima, jamás quiso casarse porque decía que su corazón estaba en el Cielo y esperaba con ilusión el día en que la reclamara su novio para, al fin, vestirse de blanco y ser feliz por la eternidad. Teresa Morales murió en 1968 con 73 años, aunque decía que su corazón solo tenía 20 añitos. Dicen los que la vieron que en su lecho de muerte su cara reflejaba una sonrisa porque había alcanzado la añorada felicidad de tantos años".

Los diferentes intentos de rescate entre tiburones y barracudas fueron múltiples, aunque sin resultados para rescatar el barco y a sus víctimas.

Se dice que en los años 70 un buzo americano sacó la hélice, para luego venderla a un anticuario de Miami. Y durante los 90 se organizaron hasta tres expediciones españolas. En los restos localizados se incluyen piezas estructurales, por- tillos, un plato de una vajilla y hasta la letra B.

Entre las anécdotas se cuenta que los buzos han visto moverse los portillos con la corriente, pese al largo tiempo transcurrido. Al parecer en su interior flotaba un esqueleto con ropa de niño. "Cerró el portillo y no volvió a sumergirse en el buque, pues interpretó que aquella visión era una petición de los náufragos para que respetaran su descanso", según Julio González.

A doce metros

El Valbanera se echó al mar en 1906, en Glasgow (Escocia). Fernando García Echegoyen, que dirigió tres expediciones desde 1992 para filmar los restos del barco, la última de ellas financiada por la Fundación Archivo de Indianos, habla de que el barco debía haber sido bautizado con el nombre de Valvanera, en honor a la Virgen del mismo nombre que se venera en La Rioja. Sin embargo, un error de transcripción o de los constructores propició que acabara llamándose Valbanera (con B).

Más tarde, en 1915, fue retenido durante horas por un buque de guerra británico en Gibraltar alegando que llevaba contrabando de guerra, y tres años después fue requisado por el Gobierno español para traer trigo a España desde Argentina.

Y en 1919 sufrió la muerte de 30 pasajeros de la emigración por la Gripe Española. Los periódicos hablaban de que embarcó a 1.600 pasajeros, cuando tenía capacidad para 1.200. Una de las víctimas fue una madre que perdió a cinco hijos. Un periódico canario escribía entonces que un pueblo que no protesta por los barcos de Pinillos "son pueblos muertos que deben desaparecer".

El misterio del Valbanera llegó incluso al escritor Ernest Hemingway, quien recreó también esta tragedia.

EL RETRATO DE LA NENA

Con el tiempo también se conocieron las vivencias del capitán de 34 años, que se había hecho con el timón del barco tras el incidente del anterior capitán con la gripe española.

La esposa de Ramón Martín se bajó en Tenerife con su hija de tres meses y su familia. Se habían casado dos años antes. Y, a los pocos días de salir el buque, recibió una carta fechada en La Palma en la que le decía que "si no le ocurría nada, a la vuelta tendría el placer de que su hija le tirase de la chaqueta, al mismo tiempo que le pedía que le enviase a La Habana un retrato de la nena".

No pudo volver a verla. A unos 12 metros de la superficie yace el Valbanera, el mayor naufragio de la marina mercante de España. Y con él, los cerca de 390 canarios que iban a bordo.