José C. Sánchez Quintana es el propietario de una de las farmacias que permanecieron de guardia ayer durante todo el día en la capital grancanaria, situada en la calle Párroco González del barrio de Escaleritas. Sánchez señaló que la tónica general entre los clientes que han acudido a su establecimiento es que "los pacientes están muy mal informados" ya que esta medida ha entrado de forma precipitada y recuerda que desde todos los agentes sociales se pidió al Ministerio de Sanidad que retrasara su puesta en funcionamiento.

"La tónica de ayer fue de total tranquilidad", aclara, ya que días atrás los consumidores estaban "muy enfadados" y soltaban discursos de queja con toda la razón. Sin embargo, el farmacéutico recuerda que los domingos "son días que se va mucho a urgencias, los pacientes no vienen a por su medicación habitual", por lo que a partir de hoy va a haber más comentarios, y lo que resta del mes.

"Esta semana ha habido mucho jaleo", señala. "Los pensionistas venían y me decían: 'a ver, deme todo lo que tenga ahí'. Ellos se pensaban que iban a pagar una barbaridad con la entrada del copago. Pero cuando se dan cuenta de que es un mínimo se sorprenden".

Sánchez recuerda el caso de otra farmacia de la capital grancanaria, en la que la compra total de un pensionista subía a cuarenta y pico euros, y que en ese caso sí afecta a su economía personal, pero que eso ocurre para ciertas cosas específicas. "Los pacientes han tolerado bastante bien la medida", añade. Los pensionistas sólo han tenido que pagar una poca cantidad de céntimos y el mayor lío ha sido con el programa informático porque, aunque Sánchez acudió dos horas antes, "hasta una poco antes de abrir esta mañana no he podido instalarlo de forma completa", señaló, y eso generó un gran lío porque había que verlo todo de nuevo.

"Han sido temas de actualización informática que ha hecho que todo fuese más lento", señaló. "Si una receta en papel hay que convertirla en formato electrónico esto hace que sea más lento".