Salvador Trujillo Perdomo

Abogado

¿Cómo surgió la idea de escribir su vida como una novela?

Empezó como un juego. Cuando cumplí 50 años de matrimonio, le leí a mi familia unos escritos sobre mis recuerdos. Con su apoyo, en agosto de 2009 le di forma definitiva a esta historia que va desde que era niño hasta que me casé, y dejé para la segunda parte lo más aburrido, aquella parte en la que fui decano del Colegio de Abogados de Las Palmas, o que estuve en la UCD, siendo independiente, en las primeras elecciones democráticas. Después llegó mi puesto en el Consejo General de la Abogacía, y luego como letrado del Cabildo.

Destaca su impactante relato del Golpe de Estado del 18 de julio de 1936 en Canarias.

Recuerdo que ese día una tía me fue a buscar al colegio y me llevó desde la calle Espíritu Santo a Domingo J. Navarro, donde estaban las ametralladoras apuntando al Gobierno Civil. No hubo un solo tiro porque enseguida claudicó el Gobierno y se produjo la salida de Franco a Gando y posteriormente a África donde inició la insurrección con la ayuda de los aviones de Hitler. En ese momento detuvieron a mi padre porque había dicho que Franco era un traidor. No sé si tenía un par de copas, pero lo cierto es que le hicieron un consejo de guerra y lo condenaron a dos años y medio de cárcel.

Y la parte simpática es cuando relata su primera comunión.

La hice sin que nadie se enterara, porque me habían dicho que no la podía hacer hasta que saliera mi padre de la cárcel, y creo que fui la primera persona que hizo la primera comunión con bigote. Aquello fue una pena, una alegría y un atrevimiento para mi familia.

¿Es cierto que estudió derecho de forma accidental?

Fui a La Laguna a estudiar Derecho porque me negaron previamente una beca para Ingenierí por ser hijo de rojo. Mi madre me dijo que lo que podía hacer era estudiar abogado, que era lo que tenía mucha salida. Así que yo fui un abogado a la fuerza. Pero, sin embargo, allí conocí a mi novia.

¿Cómo fue su experiencia en la milicia?

Empecé mis prácticas tras terminar la carrera. Y como fui el número uno de mi promoción pude elegí quedarme en Gran Canaria. El primer día me eligieron para llevar tropas a Ifni como si fuera oficial. Las tropas viajaron de una forma miserable, y el viaje que tenía que ser de dos días duró diez. El barco que nos trasladaba era una lancha con tres camarotes en la que los soldados iban tirados con sólo una barra de chocolate y un pan de alimento. Se pasaron todo el camino mojados y hambrientos y se me enfermó mucha gente, por eso puse un parte al gobierno civil y dije que se trataba a esta gente como reces. Esto fue en el año 50. Eran militares muy duros. Íbamos a hacer el servicio militar y nos preparaban para ir a la guerra.

¿Por qué dejó la presidencia de la Federación de Baloncesto?

Porque me costaba dinero y me iba a casar. Fue una época dura y divertida. Conseguí que, por primera vez, Canarias participara en competiciones internacionales.

¿Para cuándo tiene previsto la el segunda parte del libro?

Lo empecé a escribir hace un año. Y esta parte me cuesta más porque los acontecimientos fueron más importantes. Ser decano del Colegio de Abogados era una lucha constante. Yo tenía cincuenta y pocos años, y después llegó el Consejo de la Abogacía en Madrid, la Mutualidad de la Abogacía, y aquella lucha para conseguir la Universidad y la circunvalación. Como ve, siempre estaba en todos los carros en los que había follón.

También luchó para que cambiaran el sistema electoral.

Sí, porque el actual sistema es el culpable de que actualmente estemos gobernados por la isla vecina, pero la culpa en realidad la tienen los grandes partidos que no se ponen de acuerdo para aclarar esto.

Usted, con su edad, aún tiene un vigor envidiable para seguir ejerciendo la abogacía

Sigo yendo a los juicios, y me he pasado toda la vida denunciando que la justicia es una porquería. Lo único que era mejor en la época de Franco era la justicia civil, había buenos jueces y un buen sistema judicial. Pero no sé por qué ahora se ha ido todo de las manos.

¿Qué es lo que más critica de la justicia actual?

La lentitud, la falta de calidad, la falta de medios, ya que no tenemos jueces suficientes. Cuando las cosas no se hacen bien esto se convierte en una lotería, y la justicia no está para ser una lotería. La justicia hoy en este país es muy de azar. No le puedes decir a tu cliente que vas a ganar el juicio más claro porque te encuentras con sorpresas inesperadas. Tengo un asunto en Estrasburgo que demuestra la mala calidad de la justicia.