Se especula acerca de una relación entre un carácter optimista y la fortaleza del sistema inmunológico. ¿Podría precisar los términos de esta relación?

Lo que sabemos es que el carácter pesimista genera una mayor producción de esteroides y esto puede ser negativo para el sistema inmunológico. Cuando se prescriben esteroides no se dan a largo plazo porque se deprime el sistema inmunológico. Con todo, es difícil probar este tipo de relaciones de una manera rigurosa.

En referencia a sus investigaciones, ¿en qué consisten los anticuerpos monoclonales?

Antaño no existían los anticuerpos monoclonales. Lo que se conocía a través de César Milstein (premio Nobel de Medicina en 1984) eran los policlonales. A raíz de las nuevas investigaciones se puede tomar una parte de una mezcla compleja que son los policlonales y desarrollar uno específico que sería monoclonal.

Cuya importancia radica en que...

Si queremos desarrollar una terapia contra el cáncer en humanos podemos inyectar anticuerpos con cáncer humano a un ratón y éste desarrollará a su vez los anticuerpos, pero, claro, unos serán contra las células cancerígenas en sí y otros contra las células normales del organismo humano. La lucha hay que dirigirla hacia las pequeñas diferencias que hay entre unas y otras.

¿En qué enfermedades están siendo efectivos los anticuerpos monoclonales?

Hay varios frentes. Por ejemplo, en un síndrome respiratorio, el RSV (virus respiratorio sincitial); en varios tipos de cáncer, entre ellos el de vejiga, los linfomas no Hodgkin, el cáncer de mama y la leucemia linfocítica crónica; y el tercer frente serían los trastornos inmunológicos, como la artritis reumatoide, la psoriasis, la enfermedad de Crohn, la osteoporosis y la esclerosis múltiple.

Cada vez son más frecuentes los alimentos supuestamente "enriquecidos" para reforzar la acción del sistema inmunitario. ¿Debemos confiar en este tipo de productos?

No es mi campo de investigación. Recuerdo una época en la que en Inglaterra se enriquecía el pan con vitaminas y otros elementos porque la gente no podía conseguir esas vitaminas de otro modo. Tendría sentido enriquecer los alimentos para la gente pobre que no puede conseguirlos por otras vías, pero lo llamativo es que estos alimentos se venden a los ricos y con un precio tremendamente alto, con lo cual no le veo mucho sentido.

¿Considera factible lograr una inmunidad completa en el ser humano?

Sería posible alcanzar un cierto grado de inmunidad ante las enfermedades conocidas, pero la inmunidad automática no sería viable. Hay pocas enfermedades en las que los anticuerpos no sean capaces de actuar para mejorarlas. Otra cosa es curarlas.

A la hora de distribuir fondos para investigar, ¿cómo diferenciar la buena ciencia de la mala?

En principio existe un sistema, que es la revisión de los proyectos por pares, un mecanismo en el que otros científicos deciden si ese proyecto es bueno o no lo es. Funciona bastante bien para determinar qué es mala ciencia; lo difícil es determinar, entre lo que queda, qué es realmente bueno. A menudo, cuando hay una idea nueva, original, hay quien piensa que es pura especulación, pero a lo mejor esa especulación acaba generando una ciencia muy buena. Y ahí es donde encuentro que hay problemas. Ocurre como con el arte: ¿cómo se decide si es arte bueno o malo? Muchas veces tiene más que ver con la moda, más que con otra cosa. Pues con la investigación puede pasar al- go parecido.

¿Y qué hay que hacer para acertar?

Muchas veces hay que optar entre lo que está más establecido, es más claro y tiene una base más fundada y lo que es más revolu- cionario. Suele usarse la expre-sión hambre de riesgo. El problema de la ciencia actual es que ha perdido hambre de riesgo. Quizá debería destinarse al menos una cantidad de los fondos a estas empresas más aventuradas. Pasa por ejemplo como con las tradicionales carreras de caballos: no sabes quién va a ganar y tienes que asumir cierto riesgo.

Algunos deportistas famosos ganan cien veces más que los grandes científicos. ¿Qué opinión le merece esta situación?

(Risas) Evidentemente, los grandes deportistas tienen una carrera corta, como mucho de diez años, mientras que los científicos pueden dedicar toda su vida a hacer algo que es una carrera segura, que les gusta y que es interesante. Está claro que en la vida hay muchas cosas extrañas y ésta es una de ellas, pero, desde luego, me parece mejor que ga-nen dinero los deportistas de élite que lo ganen los banqueros o los políticos. Por lo menos tienen un valor de mercado, mientras que entre los banqueros y los políticos el dinero circula a veces por caminos ocultos.