A partir del próximo año las embarazadas con diagnóstico prenatal de cardiopatía compleja deberán dar a luz fuera para que los recién nacidos reciban una asistencia adecuada. Esta es una de las consecuencias del cierre de la Unidad de Cirugía Cardiaca Infantil del Hospital Materno Infantil, previsto para el próximo 1 de enero, tal como denuncia el personal de dicha unidad, que muestra abiertamente su "indignación" ante esta medida. Por su parte, el Servicio Canario de Salud (SCS) reconoció ayer que las embarazadas tendrán que marcharse en los casos que se consideren "necesarios", cuando el niño "demande una asistencia".

"Vamos a sufrir un retroceso de 20 años al no tener cubierta la asistencia a los niños con cardiopatías congénitas. Además, el traslado de los niños a los centros de referencia de la Península conlleva un importante riesgo", asegura Pedro Suárez, jefe de la Unidad de Cardiología Pediátrica del Hospital Materno Infantil.

Los sanitarios y familiares de los afectados hablan de razones económicas, pero el SCS lo desmiente. "No son motivos económicos. Se ha tomado esta decisión porque es una cirugía compleja que necesita un volumen de intervención suficiente para mantener los estándares de calidad", explica Hilda Sánchez, directora de Programas Asistenciales.

Sánchez insiste en que ha habido una disminución del número de cardiopatías congénitas debido a la bajada de la natalidad y al desarrollo de la ley del aborto. Según datos del SCS, en 2010 se llevaron a cabo 111 intervenciones en dicha unidad; en 2011 fueron 86; y hasta septiembre del presente año se han realizado 46.

El SCS ha decidido cerrar la unidad tras finalizar el convenio de colaboración con la Fundación San Donato, en vigor desde 2007, por el cual un cirujano cardiaco se desplaza desde Italia una semana al mes para hacerse cargo de las intervenciones. Los responsables sanitarios recuerdan que los niños se seguirán atendiendo a través de Cardiología Pediátrica y que aquellos que deban operarse se remitirán a los centros de referencia de Madrid, Barcelona o La Coruña. "Es una patología que por su baja incidencia y su alta complejidad es recomendable que se centralice en centros donde se puedan mantener los estándares de calidad", incide Sánchez.

Por su parte, los especialistas denuncian que el cierre de esta unidad supondrá "graves perjuicios" para los niños y las embarazadas, que deberán costearse su estancia en la Península durante al menos un mes, el tiempo en que tarden en dar a luz y en que se intervenga a sus bebés. Una recomendación que, según los sanitarios, ha sido dada por la propia gerencia del centro hospitalario.

Ante esta cuestión, la directora de Programas Asistenciales sostiene que las embarazadas sólo deberán trasladarse "en los casos que sean necesarios cuando se considere que el niño necesita una asistencia" y aclara que todos los traslados los asume el SCS y que se entregan las dietas también a los acompañantes.