El musical de La Bella y la Bestia calienta motores para sus próximas representaciones en el teatro Pérez Galdós en su primera gira española. La obra se representará en 17 ciudades, entre ellas la capital grancanaria, desde el próximo día 11 de enero y hasta el 27 del mismo mes, todos los días de la semana salvo los lunes. En ella participarán tres de los cerca de 100 niños de entre seis y 11 años que se acercaron ayer al coliseo capitalino a la audición para el papel del personaje Chip, un niño al que un hechizo por el que se castiga al amo de su castillo (Bestia) lo convierte en una taza de porcelana y en otros objetos al resto de sus habitantes. La Bella y la Bestia fue producido originalmente en Broadway, Nueva York, y su dirección correspondió al estadounidense Glenn Casale.

El director de la producción española, Daniel Anglés, explica sobre la obra que "cada vez que se monta en un país distinto se envía el material plástico y escénico desde Estados Unidos y se monta siguiendo el concepto original". De modo que, añade Anglés, "es la química que tienes que crear entre los actores es lo que se cocina en los ensayos y lo que hay que trabajar". Anglés destaca el trabajo del reparto: "El teatro se hace en el momento con un actor determinado, y no puedes pedir a un actor que haga de la misma manera lo que hizo otro actor".

Para la prueba se agrupó a los pequeños aspirantes en grupos de 25. Se valora el canto y la capacidad para memorizar y verbalizar de forma inteligible un texto. Además, importa la personalidad y expresividad, pues en la función sólo se verá la cabeza del personaje. Entre el extenso grupo de niños se encuentra Salma Díaz, que asegura que la obra le gusta "mucho". Díaz posee un currículum extenso pese a su corta edad, diez años. Ha participado como extra, en 2011, en el rodaje del filme Ira de Titanes, y hace dos semanas en la piel de una niña puertorriqueña para la cinta A todo gas 6, ambas rodadas en el Archipiélago y aún por estrenar. "Chip es bastante pequeñín y bastante mono", apunta la joven y destaca que "algunas veces tiene unos golpes muy graciosos", una faceta con la que se identifica.

Álvaro Minaya está experimentado en estas lides. Con nueve años participó en le musical Sonrisas y Lágrimas, en el teatro que hoy le dará una nueva oportunidad de demostrar sus facultades dramáticas. Entonces interpretó el papel de Kurt, uno de los pequeños a cuyo cargo se encuentra la protagonista María von Trapp. Y si en aquella ocasión al pequeño le atraía la personalidad "un poco cotilla" de aquel personaje, ahora y para el personaje de Chip, que conoce por la película, siente predilección por su "simpatía" y su disposición constante para "ayudar a los demás". En lo que a otros personajes se refiere, Minaya reconoce sentir afinidad por Lumière, el candelabro parlante, al que considera "muy gracioso". Para terminar, Álvaro sentencia con un "creo que de alguna manera lo voy a conseguir", lo que denota un alto grado de seguridad y optimismo.

Miguel López, de ocho años, también viene preparado para esta selección de reparto, y conoce bien la película y el musical. "A mí me gusta el final de la obra, cuando los personajes encantados se convierten en humanos", afirma el pequeño López, y su personaje favorito no es otro que aquel en cuya piel se quiere meter en la tarde de hoy, el también pequeño Chip. Para Miguel, lo mejor de este personaje es que "siempre está contento", un carácter especial del que destaca su sonrisa, que "me gusta mucho".

Carolina Santana, de nueve años, ha "disfrutado" siempre con La Bella y la Bestia, y especialmente se queda con "la parte de la obra en la que los protagonistas están bailando en el festín". Ella también se ve con posibilidades de conseguir el papel, y como la mayoría de los niños que aspiran a hacerse con el papel del niño-tacita de porcelana, destaca la "simpatía" y la "alegría" que destila el personaje, si bien Santana se queda personalmente con "el desparpajo" que le transmite, "que tiene mucho", añade la pequeña entusiasmada.