El director del Aula Manuel Alemán de la ULPGC, profesor universitario de Ética, Sociología y Antropología y docente en el Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias, José Alonso Morales (Arico, Tenerife, 1939), falleció ayer sábado en la capital grancanaria a los 73 años. Sacerdote diocesano, pensador y filósofo que dedicó gran parte de su labor pastoral a los jóvenes y a la universidad, y claro referente del cristianismo de corte progresista, no pudo superar un proceso infeccioso tras un episodio cardiovascular que le obligó a ingresar en un centro hospitalario en la capital grancanaria.

Sus restos mortales permanecen desde ayer en el tanatorio de San Miguel, en Las Torres, donde se desplazaron numerosas personalidades de la sociedad grancanaria, amigos y colaboradores de Alonso Morales, visiblemente afectados por su pérdida. Hoy domingo está previsto que se celebre el entierro en el cementerio de San Lázaro a partir de las 14.00 horas, si bien con anterioridad se ha programado la concelebración de una misa en su memoria en la parroquia de Nuestra Señora del Atlántico, situada en el número 2 de la avenida de la Feria. Además, ayer tarde tuvo lugar "una celebración de la palabra" en el tanatorio. La misa funeral tendrá lugar el próximo viernes 16 de noviembre, a las 20.00 horas, en la parroquia de Santo Domingo, en Vegueta.

Un docente de vocación y escritor que deja títulos como Postales apócrifas de Navidad y Desde el borde de tu existencia, entre otras publicaciones, que se ordenó sacerdote en 1963 y que nació en la localidad tinerfeña de Arico en el seno de una familia con distinta vocación religiosa: una madre "piadosa", según sus propias palabras, y un padre no practicante. Fue la influencia materna la que despertó el espíritu religioso y la que le condujo hasta el seminario, donde ingresó a los 12 años.

La familia cambió la residencia y se trasladó a Artenara donde comenzó a fortalecer su relación con la iglesia. El seminario, de la mano del profesor Agustín Ramírez, hizo que despertara en el joven José Alonso el interés por la cultura. Una etapa en la que pasó por su cabeza renunciar al compromiso religioso cuando tenía 20 años y ya metido de lleno en los estudios de Filosofía. Una crisis que no fue a más, aunque le hizo reflexionar sobre su futuro en unos años en los que se sucedían corrientes aperturistas en la esfera eclesiástica, que se tradujo en España en los llamados "católicos de mano tendida".

Tuvo al intelectual religioso canario Manuel Alemán como padre espiritual en el seminario de Tafira, y según reconoció en reiteradas ocasiones José Alonso, fue el acompañante de toda su formación religiosa e intelectual. Fue precisamente Manuel Alemán quien impulsaría en los años sesenta del pasado siglo los llamados movimientos de Acción Católica, que tendrían un especial protagonismo en la transición española. Con el tiempo, Alonso Morales ya ejercía de profesor de Filosofía en el seminario por nombramiento del obispo Pildáin. Completó los estudios de Filosofía en Navarra ya en 1970 y realizó su tesis doctoral en La Laguna sobre el filósofo cristiano Emmanuel Mounier que le permite descubrir a Emmanuel Lévinas, que tendría un fuerte impacto en su ideario. Años mas tarde, retomaría los estudios sobre Lévinas. Fueron años de apertura de pensamiento.

Pero, en los años 70 en Canarias se fueron vertebrando grupos católicos de base que Alonso impulsaba y donde se fueron adhiriendo quienes serían luego dirigentes de la izquierda canaria. Contactos con el PCE, los aparceros, que darían paso con el tiempo a Achamán, coordinadora de grupos cristianos que sufrió el azote policial de la época por sus implicaciones sociales y políticas.

El Aula

La impronta de Manuel Alemán le acompañaría de por vida. Sería en 1992 y desde su condición de catedrático universitario y rector del Seminario, cuando propuso la creación del Aula Manuel Alemán en la Universidad grancanaria, un espacio de diálogo para " interrelacionar la fe, la cultura, las creencias, los valores y las utopías, y no sólo de religión católica", según sus propias palabras. Un foro de debate que ha mantenido una intensa actividad fiel a los principios e ideales de su fundador.

Pero, un año antes, una experiencia personal que casi le cuesta la vida le hizo replantearse sus principios. Un accidente de tráfico en Tenerife en junio de 1991 fue un punto de inflexión en su devenir. Una experiencia límite que le hizo probar en sus propias carnes lo que su filósofo de cabecera, Lévinas, definía como el estado de mayor madurez de la persona. "He experimentado en grado extremo lo que este filósofo de referencia para mí señala", decía en una entrevista con este periódico en diciembre del pasado año.