El premio Nobel de Economía Finn Kydland ha destacado la necesidad de que España adopte una política económica a largo plazo que se mantenga en el tiempo para lograr un crecimiento sostenido y que aproveche la coyuntura actual para corregir sus problemas de productividad.

Asimismo, ha insistido en que España no pierda la credibilidad internacional de la que actualmente goza, pues, una vez que un país dejar de tenerla, es muy difícil recuperarla.

Uno de los retos a los que España se enfrenta es lograr aumentar su baja productividad, algo que puede conseguir si aprovecha el momento actual, ha indicado Kydland, premio Nobel de Economía en 2004, quien participa en la primera jornada del Nobel Fórum organizado por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

En su opinión, la economía española tiene el inconveniente de que los salarios han crecido por encima de la productividad.

Kydland ha alertado también de la importancia de que el sistema bancario español proporcione crédito para lograr que la economía crezca, pues los bancos deben impulsar y desarrollar la actividad económica, no solo cumplir con los requisitos de provisión de fondos.

En este sentido ha citado el caso de Irlanda, que creció mucho durante varios años, hasta que en 2008, cuando llegó la crisis, se enfrentó a una falta de liquidez, lo que hizo que el Gobierno irlandés acudiese al rescate de dos grandes bancos, algo que, en su opinión, "no fue una decisión sabia" y lastró el período posterior.

El premio Nobel considera que existen grandes riesgos de que la economía de numerosos países importantes no crezca debido a políticas económicas a corto plazo que generan incertidumbre.

El caso de Argentina, por ejemplo, es paradigmático, en su opinión, pues adopta decisiones a muy corto plazo.

El premio Nobel de Economía, que ha ofrecido la conferencia "Incertidumbres políticas y crecimiento económico", ha insistido en la tentación en que caen muchos países de no mantener las políticas decididas y modificarlas debido a lo que denomina "la enfermedad de la incongruencia temporal", razón por la que fracasan.

Para no incurrir en errores, los gobiernos hacen en dotarse de un mecanismo de compromiso que les obliga a no variar las decisiones adoptadas, función que puede desarrollar un banco central independiente, tal como ha hecho el Bundesbank en Alemania durante muchos años.

Para Kydlan, la política económica debe llevar aparejada ineludiblemente una política fiscal, que tampoco debe alterarse por situaciones de emergencia, algo que muchos gobiernos no respetan.

A su juicio, las reducciones impositivas tienen en general poco efecto sobre la marcha de la economía, mientras que resulta más rentable destinar el gasto a estimular la productividad a largo plazo.

Otra tentación en la que suelen caer los gobiernos es no respetar sus compromisos sobre la deuda estatal.

A pesar de que de manera general no deben modificarse la política económica durante un largo tiempo, en ocasiones mantener la congruencia no es suficiente, pues pueden olvidarse factores que es necesario revisar, ha apuntado Kydland.

Esto es lo que ha sucedido en China, donde, a pesar de haberse logrado un crecimiento económico destacado, existe un sistema bancario deficitario que privilegia a las grandes empresas estatales, por lo que han dispuesto de crédito fácil a pesar de carecer de ideas innovadoras.

Kydlan considera que se trata de una asignación de recursos equivocada y sería necesario introducir la competitividad en el sector bancario chino.