El Club Natación Metropole acogió ayer las Jornadas informativas para el paciente anticoagulado, con el fin de "promover la creación" de la Asociación canaria de pacientes anticoagulados, "que represente y proteja los derechos y necesidades" de las personas con estas enfermedades hematológicas, que producen un exceso de coagulación en la sangre, indicó su impulsora Pilar Arahuetes.

Arahuetes, paciente anticoagulada y enfermera, subrayó "la importancia que tiene una asociación de pacientes para informar sobre las distintas enfermedades, para dar apoyo a las familias, servir de puente con las administraciones, y trasladar de un modo más cercano las problemáticas que hay con estas enfermedades".

La profesional sanitaria puso el acento en la necesidad de informar sobre "los numerosos efectos secundarios de los medicamentos según el tratamiento", y de promover un análisis más profundo de "las necesidades de los pacientes según la isla", ya que "la disponibilidad de tratamientos es distinta y la incidencia es mayor en aquellas con la población más envejecida".

Los datos estiman que son atendidos "más de 23.000 pacientes anticoagulados en la sanidad pública canaria", apuntó Arahuetes, un número "igual de elevado que en otras comunidades, porque hay muchas patologías que requieren estos tratamientos".

Las patologías más frecuentes, según Arahuetes, son "las trombosis venosas y los problemas de fibrilación auricular". El aumento de la esperanza de vida "ha provocado un aumento de los casos de pacientes que requieren anticoagulantes y es previsible que continúe así", dijo la promotora de la asociación.

Así mismo, la enfermera dijo que los pacientes anticoagulados "están bien atendidos en Canarias" y que "están evolucionando los tratamientos anticoagulantes hacia una mayor adecuación". En este sentido, concretó que "el control de los pacientes anticoagulantes orales se estaba llevando exclusivamente en el ámbito hospitalario, pero tiende cada vez más a una descentralización hacia la atención primaria". Esto se traduce en que la prueba de coagulación INR, que mide el tiempo que tarda la sangre en empezar a coagularse, "la podrá hacer el médico de cabecera sin necesidad de derivar a un especialista".

La enfermera también subrayó que "este es el primer paso para hacer una convocatoria a profesionales sanitarios, a sociedades científicas y a paciente anticoagulados, para empezar a trabajar de forma conjunta".