No existen signos inminentes de erupción volcánica en la isla de El Hierro, aunque se prevén nuevos movimientos sísmicos dentro de los niveles producidos hasta el momento, cuyo techo se alcanzó el pasado domingo con un 4,9. Así lo afirmó ayer María José Blanco, portavoz del comité científico del Plan de Protección Civil por Riesgo Volcánico (Pevolca), tras la reunión mantenida en Tenerife con representantes del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Instituto Geológico y Minero de España, la Universidad de La Laguna, el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), el Instituto Español de Oceanografía, el Instituto Geográfico Nacional, la Dirección General de Protección Civil del Ministerio del Interior y la Dirección General de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias.

"Con los datos del proceso de intensificación sismovolcánica que se está produciendo en El Hierro no se puede hacer un pronóstico de evolución de reactivación volcánica, es decir, no se puede decir si existe probabilidad alta o ninguna de que termine en una erupción", indicó Blanco, "aunque es previsible que continúen los movimientos sísmicos, en el mismo orden de magnitudes que hasta ahora. Existe una entrada de material magmático que tiene que buscar un camino, un hueco para alojarse y en este emplazamiento produce terremotos de cierta magnitud".

La portavoz del comité científico del Pevolca y directora del Instituto Geográfico Nacional (IGN) en Canarias, aclaró que los niveles de sismicidad siguen ocurriendo al oeste de Erchilla entre 15 y 20 kilómetros de profundidad y entre 10 y 15 kilómetros de distancia de la línea de costa. "Ya se han producido en este entorno, aunque ha habido una migración progresiva hacia el sur desde el 18 de marzo, día en la que comenzó esta reactivación última, en la que se ha alcanzado un terremoto de magnitud 4.9, producido el domingo a las 11.00 horas de la mañana, y una tasa de liberación de energía sísmica acumulada de 1x10 elevado a 13 julios; y las deformaciones medibles en superficie por la red de estaciones de GPS, alcanzan un valor de 11 centímetros. Además continúan los valores anómalos tanto de CO2 como de helio, por encima de los niveles esperables, según los datos aportados por el Involcan".

En base a dichas cifras, la opinión unánime del comité científico reunido ayer en Santa Cruz de Tenerife es que dicho proceso no tiene por qué derivar en una erupción como la ocurrida en La Restinga, en octubre de 2011, dado que los valores actuales son similares a los que se alcanzaron en la reactivación de junio de 2012. En concreto entre el 24 de junio y el 15 de julio se produjeron unos 2.800 sismos de los que al menos 170 fueron sentidos por la población, alcanzando una magnitud máxima 4,2 y una deformación acumulada de 10 centímetros, y finalmente no se produjo ningún proceso eruptivo.

"En estos momentos estamos ante una reactivación magmática que ha tenido distintos momentos y periodos de intensificación desde que terminó la erupción el 5 de marzo de 2012. Ya hubo una en junio del año pasado, otra en octubre y la tercera en diciembre. Por tanto, esta sería la cuarta, después de que se diera por terminada la erupción submarina de La Restinga. Las tres anteriores no han terminado en ningún fenómeno observable en superficie. En este caso, las magnitudes sísmicas que se han alcanzado son más altas porque teníamos el techo en 4,6 anteriormente, ahora ya es un 4,9, pero tampoco los datos permiten llegar más allá, no se puede establecer un pronóstico de evolución en el tiempo sobre lo que va a ocurrir a corto plazo", afirmó María José Blanco.

La dirección del Pevolca recordó que se está haciendo un seguimiento constante y en tiempo real del fenómeno por lo que cualquier cambio en las características de los movimientos que implicase riesgo se comunicaría de manera inmediata.

"Nosotros empezamos con la vigilancia desde que se inició la reactivación en julio de 2011, y toda la instrumentación que se montó entonces sigue completamente operativa. Tanto el Instituto Geográfico Nacional como el resto de las instituciones implicadas mantienen los programas de medida", apuntó Blanco, al tiempo que indicó que "los desplazamientos y cambios de estructura en los fenómenos volcánicos van asociados a una manifestaciones observables en superficie como son la sismicidad, la deformación, valores anómalos de gravedad, de gases... todos parámetros que se están vigilando". En relación a los parámetros geoquímicos, el Involca informó que se siguen registrando valores anómalos de helio 3, y se han duplicado los valores considerados normales de CO2.