Madre e hija que comparten lametones de sexo oral, caricias que sobrepasan lo erótico y hasta cama. No es un sueño húmedo ni una fantasía de lo más caliente. Se llaman Delia Rosa y Yazmine y son de carne y hueso. Estas isleñas se decantaron, hace ahora algo más de dos años, por hacer un porno potente y de lo más morboso, ese que muestra a una madre y una hija practicando sexo juntas y "comiéndose todo". Desde entonces, estas diosas del erotismo han roto barreras mentales y acercado sus cuerpos, en los que corre la misma sangre, hasta límites insospechables. Aunque es un incesto puramente de ficción, con ellas, el calentón para unos y el estupor para otros, está asegurado.

"Prefiero hacerlo con mi madre que con alguien que no conozco", asegura Yazmine, la hija de este particular dúo. Y es que aunque las canarias garantizan que se ven "como dos actrices" a la hora de rodar una escena subidita de tono, la complicidad familiar "les ayuda". "A mucha gente le puede parecer raro pero nosotras creemos que es mejor tocar a tu propia hija que a una persona que acaba de entrar por la puerta", recalcan. No es fácil, o por lo menos, frecuente. Delia Rosa y Yazmine son hoy las únicas madre e hija de la industria pornográfica española. "Somos las que más hemos aguantado", dicen con humor.

Todo comenzó hace dos años. "Las dos estábamos en paro, no pasábamos una buena situación económica en casa y pensamos en un salida que nos diera dinero rápido", relatan las conejeras. El porno, con un carretera meteórica al estrellato y un buen fajo de billetes de por medio, emergió como una solución. "En ese momento creímos que la mejor opción era hacerlo las dos. Teníamos muchas más posibilidades de vendernos con un producto tan morboso como el de madre e hija", explican. Dieron en el pleno. El éxito no tardaría en llegar.

Las canarias empezaron tímidas, con una página web en la que subían fotos algo picantonas pero sin enseñar nada. El desenfreno vendría más adelante. "Una productora de la Península contactó con nosotras a través del portal. Quería que rodáramos películas porno", recuerda Delia Rosa. Decidieron arriesgarse y en unos meses, las conejeras estaban subidas en un avión con destino a Madrid, también el epicentro en eso de grabar escenas para calentar a los demás. Allí rodaron la primera de sus cintas XXX y dieron el paso inaugural para la que sería su nueva vida.

A pesar de la imagen que puedan mostrar, no fueron buenos momentos. "Los comienzos siempre son difíciles. La gente empezó a hablar y el resto de la familia no se lo tomó muy bien", cuentan las isleñas. Empezaron a salir entonces, no muy bien paradas, en los medios de comunicación y los bulos y tópicos morbosos sobre una madre y una hija de Lanzarote que vivían una relación liberal las rodearon. Pero supieron decir basta. "Decidimos que valía más el dinero para poder salir adelante que lo que la gente comentara o criticara", apuntan. Y las aguas se tranquilizaron.

Ahora, Delia Rosa, de 51 años y Yazmine, de 28, tienen un día a día un tanto inusual para lo que es compartir genes y paredes. Vídeos amateur con grandes dosis de erotismo , webcam para cumplir las más extrañas y retorcidas fantasías de los unos y otros, y aventuras de ficción que desatan pasiones. "Nos lo tomamos con humor y nos reímos mucho", destacan. Por que si no, no podrían. "Nos piden de todo, desde un simple saludo hasta cosas mucho más subiditas de tono u otras tan desagradables como vomitar", aclaran.

Casi siempre, trabajan, literalmente mano a mano. "En las películas lo más común es que nos toquemos", describe Yazmine. Puede que compartan escena con uno o dos actores, y monten un trío o un uno para ti y otro para mí. O puede que aquello se llene de gente y toque orgía. "Nos mandan el guión unas semanas antes y nosotras decidimos si queremos rodar o no", revelan. Porque aunque no lo parezca, la madre y la hija también tienen sus límites. "Nunca haremos nada escatológico", responden sin dudar.

Es su propia productora la que promociona la historia erótica de esta familia. "Ellos avisan cuando nos vamos a conectar en los videochat o cuando grabamos un nueva peli", explica Delia. Pero ellas también hacen esfuerzos para empujar su carrera a través de blogs, perfiles de redes y álbumes de fotografías que calientan hasta al más frío. "Intentamos darnos publicidad", afirman.

Detrás de las posturas de kamasutra y los juegos sensuales que enseñan a las cámaras, Delia Rosa y Yazmine aseguran tener "una vida de lo más normal. "Nos choca que nos vean como una estrellas o algo así porque nosotras seguimos viviendo en el mismo sitio [Arrecife], salimos a pasear y compramos en el supermercado de siempre", detallan.

Algunos giran la cara hasta romperse el cuello al verlas pasar, otros incluso se atreven a invitarlas a cenar o llevarles un ramo de flores. Muchos las conocen, pocos quieren decir de qué. De momento no les va nada mal, pero no se imaginan una vida de sexo loco para siempre. "En unos años lo dejaremos y volveremos a ser una madre y una hija más", concluyen.