Investigadores del Laboratorio de Materiales de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Las Palmas han descubierto los beneficios de la puzolana, una ceniza de origen volcánico, muy frecuente en Canarias, que mejora la resistencia del hormigón y, con ello contribuye a incrementa la durabilidad y sostenibilidad de los edificios.

Así lo expuso el profesor Ricardo Santana, miembro del grupo de investigación en Materiales Ecoestructurales, que coordina Pérez Luzardo. "Una de las líneas que desarrollamos es la de innovar en nuevos materiales, y en la actual coyuntura de crisis en el sector de la construcción en Canarias, la innovación se encamina hacia la rehabilitación de los edificios. Nuestro objetivo es incorporar sostenibilidad a los materiales y la mejor forma es que los edificios ganen en durabilidad", apuntó.

Santana puso como ejemplo de sostenibilidad las antiguas construcciones religiosas, catedrales e iglesias de siglos de antigüedad. "Una de las cuestiones fundamentales en la investigación es que los edificios sean durables. El cemento y el hormigón son los materiales principales en la construcción, en Canarias y en el mundo, y el material en el que principalmente innovamos aquí es el hormigón".

Los estudios abordan tanto los aspectos estéticos (pigmentos en el hormigón para darle coloración), como la incorporación de materiales locales, "en concreto la puzolana, que es una ceniza de origen volcánico que tenemos en Canarias, en el sur de Gran Canaria".

Aunque la puzolana no es un material nuevo en la construcción porque tradicionalmente se ha incorporado como adición del cemento, lo innovador en este estudio es que se integra como adición a las estructuras del hormigón. "En Canarias debemos incorporar materiales foráneos especializados, pero éstos deben ser de fácil transporte desde Europa y desde la Península. En el caso del hormigón, que se ejecuta con áridos y que constituye un gran volumen en el edificio, conlleva un alto coste energético su transporte a las Islas. Debemos incorporar en el hormigón, áridos y adiciones locales, que son muy económicas porque la tenemos en la tierra, le da más durabilidad al edificio y unas prestaciones mayores al propio hormigón, tanto en los terminados como en el proceso de ejecución".

El profesor Santana añadió que existen en Canarias recursos suficientes para garantizar el uso de la puzolana en el sector, "porque estamos hablando de adiciones, un pequeño porcentaje respecto al peso del cemento, es muy poco lo que se incorpora, aunque al hormigón le va a conferir unas cualidades estructurales importantes".

Otra de las líneas de investigación que desarrolla el grupo en paralelo, se centra en las posibilidades de la rehabilitación de la construcción tradicional en Canarias, mamposterías pétreas, muros de piedra forjados de madera, y casas cuevas, tanto desde el punto de vista de cálculos estructurales, como de defectos constructivos e innovaciones.

En esta línea, estudian como reincorporar, en la rehabilitación de edificios, materiales de la arquitectura tradicional como los muros de piedra, o la madera canaria.

"Como islas volcánicas, tenemos una importante fábrica pétrea y debemos conocer las cualidades de esa piedra, la porosidad, la resistencia, los sistemas constructivos, cómo se enlazan esos muros de piedra de nuestras arquitecturas tradicionales con los forjados de madera, de tea canaria. También investigamos esta madera canaria, la tea, cómo le afectan, no solo desde el punto de vista mecánico, las resistencias, sino también la humedad, los agentes xilófagos (insectos, carcoma, polilla...), cómo se van comiendo la viga de madera que es el componente estructural principal en nuestra arquitectura tradicional".

También investigan los poblados de casas cuevas, especialmente en Gran Canaria, donde se encuentra el 90% de la arquitectura troglodita de toda Canarias, y constituye una de las más importantes de España junto con la provincia de Granada.

"La casa cueva tiene una integración paisajística como no la tiene ninguna otra arquitectura en nuestros entornos rurales, se integra desde el punto de vista paisajístico muy bien, y además es muy sostenible, es una arquitectura bioclimática fantástica, es decir, lo que todos conocemos como calientes en invierno y frescas en verano. Consideramos que es la mejor arquitectura que podemos tener en los entornos rurales de la Isla".

En este campo, uno de los principales objetivos es la rehabilitación de la arquitectura troglodita existente y que se encuentra prácticamente en estado de abandono, tras el éxodo de la población rural de los años 50, 60 y 70 a la ciudad.

"Además, la mayor parte de la población que queda son personas de más de 70 años, por lo que en diez o veinte años van a ser como pueblos fantasmas. Nosotros queremos impulsar, junto con la nueva emigración de la población joven activa al entorno rural a tareas agrícolas y ganaderas, la rehabilitación constructiva de las casas cuevas", añadió el profesor Ricardo Santana y citó las Medianías del Norte (Gáldar, Santa María de Guía, Moya) como el conjunto de población más importante de casas cuevas junto con Artenara, "aunque hay en todos los municipios de Gran Canaria".