Se llama Marcos Antonio Granados, tiene 45 años, nació en Cuba, estudió Ciencias Médicas en La Habana, ejerce en el Hospital Insular de Las Palmas de Gran Canaria y desde hace unos días es el particular ´ángel de la guarda´ de Iván Jaén, un empresario de 41 años al que el 23 de mayo le sobrevino un episodio de muerte súbita mientras ambos jugaban al pádel en el club La Calzada, de Santa Brígida.

Los conocimientos médicos de Marcos, la rapidez de reflejos y sobre todo su perseverancia consiguieron arrebatar a Iván hace ahora 10 días de un óbito casi seguro. Granados no se dio nunca por vencido y permaneció la friolera de 38 minutos practicando maniobras de reanimación cardiorpulmonar avanzadas, boca a boca y compresiones torácicas incluidas, a este vecino de la capital grancanaria que, según detallaba ayer su pareja, Laura Batista, lleva una vida totalmente sana y juega a este deporte un par de veces por semana.

Lo hizo hasta que consiguió recuperarle el pulso y se plantó en las instalaciones deportivas una ambulancia sanitarizada dotada con desfibrilador (luego llegaría hasta el complejo de ocio otra medicalizada)

El galeno, que se forma en la actualidad en la especialidad de Medicina Intensiva mientras ejerce en el citado complejo hospitalario, reconocía ayer que Iván (hoy día fuera de peligro y con todas las ilusiones puestas en ser subido a planta mañana mismo) "tuvo mucha suerte" y que el hecho de que no sufrirá secuelas ni siquiera de carácter neurológico "fue un auténtico milagro".

"Dio la casualidad de que yo estaba jugando al pádel en una pista cercana a la que él se encontraba cuando sucedieron los hechos. Alguien sabía que yo andaba por allí y me avisaron prácticamente de inmediato.

Al principio temían que el desvanecimiento de Iván se hubiese debido a un golpe fortuito con el hombro derecho al chocar con una de las paredes mientras jugaba, pero enseguida me di cuenta de que él estaba en parada cardiorrespiratoria y de que se trataba de una muerte súbita. Como yo ejercí como médico en el servicio del 1-1-2 entre los años 1998 y 2003, dispongo en el coche de un maletín con material que voy renovando", explica tras calcular que en la media hora en la que estuvo batallando contra la muerte le pudo aplicar al afectado más de 3.000 compresiones torácias -eso tras intubarlo- y que también fue vital "el apoyo y la energía que todos los que estaban a mi lado, incluida mi compañera de pádel, que la conocen como Toni y es enfermera de profesión, me inyectaron".

Empeño

El empecinamiento de Marcos, su negativa a rendirse, dio finalmente sus frutos. Cuando la ambulancia del Servicio de Urgencias Canario (SUC) llegó a La Calzada, Iván ya se encontraba en disposición de recibir descargas con el desfibrilador. "Cuando le pusieron los parches ya daba ritmo desfibrilable gracias a tanto masaje", detalla. Fueron un total de ocho, pero todos coinciden en señalar que, sin el trabajo de su particular ´ángel de la guarda´, ahora él "no estaría entre nosotros".

Al médico le preocupaba su estado de salud posterior. Afortunadamente, fue a visitarlo a los tres días del percance a la Unidad de Cuidados Intensivos del Negrín y lo encontró "en perfectas condiciones". Escapó de una patología que en España protagoniza el 12,5% del total de los fallecimientos.