La inmensa capacidad de conmover al espectador que es capaz de lograr el arte, puede multiplicarse hasta límites insospechados cuando se convierte en un vehículo de denuncia de los crímenes contra la humanidad. Tal ha sido el caso de la exposición de pintura El Arte de Zhen, Shan, Ren, que se clausuró el pasado domingo en el Centro Comercial El Muelle después de haber recorrido más de sesenta países y doscientas ciudades.

La exhibición reunía treinta y dos óleos sobre lienzo de seis artistas, cinco chinos y un canadiense que, aparte de su condición de pintores, tienen en común también el hecho de ser practicantes de Falun Dafa, una disciplina espiritual china basada en la práctica de qigong (ejercicios respiratorios y prácticas meditativas) y en un sistema de creencias budista y taoísta.

La muestra recogía la obra de este grupo creado en 2004 por el escultor Kunlun Zhang, después de ser liberado de una prisión en China, ya que todos ellos forman un conjunto de artistas con un objetivo en común, que es realizar una serie de pinturas al óleo de estilo realista que ellos definen con el término de Nuevo Renacimiento para tratar diferentes temas como los beneficios de la práctica del qigong y la fortaleza de sus practicantes a pesar de la persecución. Los tres términos que dieron nombre a esta exposición, Zhen, Shan, Ren, que en chino significa verdad, benevolencia y tolerancia, son los principios en los que se basa el pensamiento de Falun Dafa.

Detenciones

Las pinturas que integran la muestra tratan de revelar la verdad de lo que está ocurriendo en China a los practicantes de esta fe, mostrando las detenciones, torturas, asesinatos, y la sustracción forzada de órganos a los que son sometidos desde que en julio de 1999, la cúpula del Partido Comunista Chino organizara una ofensiva para erradicarla. Todo ocurrió, además, tras decidir el Gobierno que se trataba de una secta destructiva y nociva, no sólo para sus practicantes, sino incluso para el estado.

La denuncia de estos crímenes era uno de los temas de la exposición, mostrando incluso la tarea que los miembros de Falun Dafa realizan informando en todos los países en los que viven de estos crímenes que son silenciados por la poderosísima censura estatal china. El propio Kunlun Zhang muestra las torturas físicas y psicológicas a las que fue sometido durante meses en una de las pinturas de la exposición titulada Muro rojo. Pero la exposición no consistía en una sucesión de suplicios, tormentos y persecuciones, porque también contenía imágenes de gran belleza que demuestran sus creencias como Enseñando el Fa de Yuan Li y Xiaoping Chen, La llegada del Santo Rey Falun de Kunlun Zhang y Xiaoping Chen, y Lágrimas de tristeza y alegría de Kunlun Zhang. La figura de su fundador, Li Hongzhi, actualmente exiliado en Nueva York, es el centro de parte de los cuadros, de los que destaca por su belleza Enseñando el Fa que muestra la cosmología y las creencias escatológicas de esta fe budista.

Aunque Falun Dafa sea un movimiento religioso moderno, sus raíces están en las más antiguas tradiciones chinas.

De hecho, el motivo de su prohibición se debe a que a las autoridades comunistas chinas les recuerda sospechosamente a la sociedad secreta el Loto Blanco de mediados del Siglo XIV. Sea como fuer, el Arte de Zhen, Shan, Ren, supone la oportunidad de conocer además una manifestación artística que en ocasiones recuerda sorprendentemente al imaginario martirológico del arte cristiano.