Una de las consecuencias "positivas" de la crisis económica ha sido la recuperación en la dieta de alimentos económicos y de gran calidad nutricional como el gofio o las legumbres, un paso importante hacia la vuelta a la dieta tradicional, cuyo máximo exponente es la dieta mediterránea.

Así lo afirmó ayer el catedrático de la ULPGC, Luis Serra Majem, impulsor de la declaración en 2010 de la Dieta Mediterránea, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. "Hoy en día se entiende la dieta mediterránea como una dieta menos asequible, sin embargo tradicionalmente era una dieta de personas humildes, una dieta pobre, de potajes y legumbres. Todos los días los hervidos eran básicos, luego había una capacidad para comprar en el momento oportuno, para cocinar, aprovechar lo que no se utilizaba, canelones, croquetas...".

El doctor Serra indicó que la ciencia de la dieta mediterránea se perdió en un momento de mayor riqueza. "La gente se ha acostumbrado a comprar las lechugas precintadas en bolsas de plástico, las comidas preparadas y las pizzas congeladas, pero esta es una opción de una cocina cara" e hizo hincapié en retomar la dieta tradicional, "que no es una dieta de ricos, nos tiene que servir para estos momentos", y reclamó la protección de los programas administrativos que dan soporte e impulsan la dieta mediterránea.

El catedrático también señaló la necesidad de proteger los comedores y las actividades extraescolares, como medida para paliar los altos índices de sobrepeso y obesidad infantil. Asimismo defendió la creación de huertos urbanos, "una acción comunitaria muy interesante para ayudar a las familias. Nosotros lo hacemos en África, huertos con los que subsisten las familias, y aquí también se puede utilizar como estrategia comunitaria".