¿Cuál es el origen de los búnkeres de la ciudad?

Casi todos los que están en la costa y, en concreto, los de El Confital son de la II Guerra Mundial. Fue una reacción del régimen de Franco por si entraba en el conflicto y por temor también a una posible invasión.

¿Hubo una red de defensa en toda la Isla?

Sí, por la zona donde se preveía que hubiera un desembarco. Es decir, primera línea de costa desde La Isleta hasta Arinaga, donde están las playas mejores para desembarcar y para la toma de la ciudad.

¿En cuánto tiempo se construyeron?

En pocos meses. En concreto, los de El Confital se levantaron en 1941, aunque también se construyeron en los años posteriores. Hay búnkeres y otras defensas de artillería levantados hasta 1944. El proyecto de defensa iba creciendo conforme lo hacia el conflicto bélico, aunque con las limitaciones que había en esa época en España y en Canarias de material de construcción. Para que se haga una idea, en toda Canarias hay 500 búnkeres en la costa y, en concreto, en la Isla entorno a los 180 pertenecientes a la II Guerra Mundial. Es difícil concretar cuántos porque una cosa es los que se construyeron realmente y otra los que están sobre el papel.

¿Tienen alguna particularidad?

Los búnkeres de El Confital tienen un valor extra porque son un exponente de la defensa antiaérea, ya que en la II Guerra Mundial la aviación fue un elemento clave en el conflicto. Los búnkeres están preparados para tener ametralladoras pero también para alojar focos con los que localizar los aviones.

¿En que estado de conservación se encuentran?

Su estado es relativamente bueno pese haber estado olvidados y no haber recibido ningún tratamiento de conservación ante las agresiones y el deterioro del material con el que se construyeron. A pesar de ello, se mantiene el encofrado por lo que se debió de utilizar el mejor material de la época. El mayor peligro que tienen es que no están catalogados por la administración ni tienen ningún nivel de protección. Este año, por ejemplo, la intervención del Ayuntamiento y el Cabildo insular subsanó el que no se llegara a demoler uno de ellos.

¿Cuántos búnkeres existen en El Confital?

Tres en la zona civil y debe haber varios en la zona militar, donde no he podido entrar. En los de la zona civil, en uno de ellos iba el proyector antiaéreo, el generador de luz y las piezas de recambio y los otros dos son nidos de ametralladoras.

¿Estarán mejor conservados los que se ubican en la parte militar?

Estarán ligeramente mejor conservados ya que no han tenido un proceso de maquinaria pesada a su alrededor.

¿Se ha encontrado algún tipo de material en su interior?

No, nunca se pusieron en uso. Son, además, construcciones sin extras. Lo único que tenían era una puerta y los marcos de las ventanas donde iban las ametralladoras. En algunos de ellos persisten y, en otros, no quedan restos.

Usted participó en el Reino Unido en la catalogación de este patrimonio militar relacionado con la II Guerra Mundial. ¿Qué protección tienen allí estos restos y en otros países que participaron en la contienda?

Los niveles de protección dependen de cada país. En el caso del Reino Unido la situación es muy parecida a la nuestra. También se construyó una línea defensiva por el temor a la invasión, que nunca se llegó a utilizar y que se abandonó. En los años 60 surgió un movimiento ciudadano reivindicando este patrimonio y hoy está perfectamente protegido. Estas construcciones, que son de diversos tipos, están catalogadas y han aportado datos muy interesantes tanto a la historia de la II Guerra Mundial como al patrimonio. También se han convertido en un atractivo turístico para algunas zonas.

¿A qué cree que se ha debido ese desinterés que hubo aquí?

Igual que en Francia, Bélgica, no ha habido interés por este tipo de construcciones defensivas. Hay gente que entiende que un castillo tenga que protegerse pero no lo ve en el caso de los búnkeres. La espontaneidad ciudadana es la que ha originado este camino. Porque para proteger el patrimonio es importante que lo reconozcan los que lo tienen al lado; que lo consideren dentro de su paisaje sentimental más allá del significado que tienen.

¿Podrían aprovecharse como reclamo turístico para la ciudad?

El potencial que tienen es inmenso. No solo como reclamo turístico sino para que sean visitados por colegios con fines educativos. Los búnkeres de costa son solo la punta del iceberg de los complejos de defensa y protección que se diseñaron para la Isla. Su puesta en uso es altísima porque es un patrimonio muy versátil por ser construcciones de hormigón. En algunos lugares se utilizan como puntos de observación de aves, de anidamiento de murciélagos, porque no dejan de ser cuevas. También pueden ser utilizadas para asociaciones de surf o de submarinistas para dejar su material. No cuesta nada, se les da vida y se ayuda con ello a conservarlas. Curiosamente, en los años 60 y 70 ya hubo peticiones al Ministerio de Defensa para ocupar algunos del Sur como bochinches. Incluso una asociación de pescadores llamada El Pulpito solicitó una de El Confital para guardar los aparejos.