"No puedo hablar", afirmó ayer Alfonso Díez, viudo de la duquesa de Alba, a la salida de la capilla de la Hermandad de los Gitanos de Sevilla, donde reposan, por expresa voluntad de ella, parte de las cenizas de Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, XVIII duquesa de Alba, XI duquesa de Berwick y 14 veces Grande de España, fallecida el pasado jueves. Miles de personas y muchas lágrimas despidieron en la capital andaluza a la noble que eligió ser sevillana y que vivió la capital hispalense con gran intensidad. Era su lugar preferido y el sitio donde quiso morir.