La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Música Orquesta Filarmónica

Simplemente un concierto

En efecto, ya que el último concierto de nuestra OFGC falló por el programa que hubiera estado bien, con su título, para una clase de Musicología, pero no para una velada normal, ya que le faltaba una obra clásica (clásica no en el sentido de una época de la Música, sino referida a lo clásico, o sea, eterno). Si en el concierto anterior, alabé lo bien estructurado del programa, ahora tengo que criticarlo, ya que ninguna de las cuatro obras programadas tiene consistencia de obra capaz de llenar un concierto. Se notó en los grandes claros que se vieron en las localidades, sobre todo en el anfiteatro primero.

La en otro tiempo popular obertura de Rienzi, de Wagner, tuvo una interpretación supraheroica, que va bien a la ampulosidad de algunos motivos, como el de Marcha, pero no al tema de la plegaria del protagonista, más poético y cantable. La Orquesta, que se encuentra en gran momento, siguió bien las in dicaciones de su director titular, el maestro Pedro Halffter, brillando todas sus familias y con un gran equilibrio sonoro.

La mezzo valenciana Ana Ibarra, en los Wesendonck-Lieder, también de Wagner, mostró una voz más de contralto, con algún trémolo en ocasiones, pero con muy poca vocalización lo que hizo que su interpretación, muy matizada, no fuera lo completa que se deseara. A esto debemos añadir la escasa luz de la sala que impedía seguir la letra. La Orquesta, con magníficas actuaciones solistas, de viola, oboe, clarinete, trompa y alguno más, volvió a convertirse en la gran protagonista, con un magnífico Im Treibhaus, ese magnífico anticipo de Tristán, y el único orquestado por Wagner, Träume, que completó magníficamente la primera parte.

No hay mucho que decir de la segunda parte pues a una buena interpretación de otro obertura operística, Euryanthe, de Weber, muy bien matizada, siguió las Metamorfosis sinfónicas sobre temas de Carl María von Weber, de Paul Hindemith, obra de gran exhuberancia orquestal, que cerró el concierto, que, pese a las objecciones iniciales, fue muy aplaudido, y con razón, porque tanto orquesta como director estuvieron muy bien.

Compartir el artículo

stats