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'Cómo acabar...'

Cómo acabar con una secuela

En la primera entrega de Cómo acabar con tu jefe, tres inútiles se unían para eliminar a sus jefes con un plan idiota. Lo que en aquella película era humor negro combinado con oportunísimo gamberrismo, en esta se ha transformado en una serie de gags desafortunados que no mantienen el tono del debut. Tampoco podrían: poco tiene que ver su planteamiento con el del filme anterior porque aquí no hay ni jefe con el que acabar. Los tres protagonistas son estafados por el dueño de una gran empresa (Christoph Waltz) que les va a distribuir su nuevo producto de emprendendores, una ducha que funciona como un túnel de lava- do de coches (aunque para personas).

El principal interés de Cómo acabar sin tu jefe 2 llega en algunos de los muchos sketches que lo pueblan; el empeño de Sean Anders en este sentido es titánico, por mucho que no le funcione ninguno casi nunca. La química entre los tres protagonistas desaparece porque en ninguna ocasión la trama principal los acoge: todo resuena a excusas deslavazadas para montar un argumento. Nos tenemos que conformar con algún momento de Chris Pine (esas autolesiones, que siempre son divertidas) o con la Aniston o el Spacey, que siempre saben estar en la comedia (y en el drama y en el?).

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