Antonio Banderas recibirá el sábado el Goya de Honor que concede la Academia del Cine de España después de 33 años de trabajo. Antes del evento repasa el estado de su profesión, entre otras cuestiones: "Cuando yo llegué a Madrid se hablaba de la crisis del teatro y después fue la del cine: el estado natural de los artistas es la crisis y el caos, el aburguesamiento no nos hace bien, aunque eso no quiere decir que tengamos que vivir miserablemente para que se produzca la creación", comenta.

El malagueño acaba de estrenar en las salas españolas, Autómata. El Goya es un reconocimiento que Banderas recibe con "agradecimiento, responsabilidad y estímulo" porque es un premio "para el futuro". "Tengo la impresión de que lo que me queda por hacer es lo que va a ser realmente recordado, lo definitivo", comenta que debutó con Almodóvar en Laberinto de pasiones (1982). "El motor que me hizo ser actor sigue absolutamente vivo y engrasado. Tengo muchas ideas, cada vez me apetece más crear, sobre todo, escribir: contar cosas que me suscitan interés y me provocan reflexiones que quiero compartir. Tengo en marcha tres guiones diferentes sobre cosas importantes para mí", desvela, para añadir que se trata de cosas que pasan por "la relación con las personas".

Y añade: "yo no recuerdo mi vida en términos de rodajes o de localizaciones geográficas, alfombras rojas o claquetas, sino en términos de caras, de mucha gente, compañeros en su mayoría, incluido algunos que ya se han marchado", añade. En ese sentido, destaca como "fundamentales" en su vida a Pedro Almodóvar: "no solo han sido siete películas con él, sino lo personal, lo que corrimos en los ochenta, las cosas que nos pasaron, que vimos y que aprendimos". También a Lluis Pascual, el primero que le dio una oportunidad en el Centro Dramático Nacional, y a Melanie (Griffith)".

"Es de esas personas que se ha cruzado en mi vida en el ámbito personal pero también en el profesional, porque la admiré muchísimo antes de quererla", dice sobre su exesposa. Incluye en la lista al cineasta Robert Rodríguez, con quien también hizo siete películas, y a su "gran amigo" Imanol Arias. "Un núcleo de personas -resume- a los que me siento muy unido".

Opina que la cultura y política "no han casado bien a lo largo de la historia", y destaca que, por primera vez este año, el cine español haya aportado más dinero a las arcas del estado de lo que ha recibido".