El papa Francisco abogó ayer por que la Iglesia Católica ponga en marcha criterios que favorezcan que las mujeres se sientan protagonistas y no invitadas cuando participen en la vida social y eclesiástica. Así lo manifestó durante un encuentro en el Vaticano con miembros del Pontificio Consejo de la Cultura, que concluyó este sábado su asamblea plenaria bajo el título "La cultura femenina: igualdad y diferencia".

"El tema que han elegido es importante, y ya en otras ocasiones me he referido a él y he invitado a profundizar en él. Se trata de estudiar criterios y modalidades nuevas para que las mujeres se sientan, no invitadas, sino plenamente participantes en los ámbitos de la vida social y eclesial. Este es un reto impostergable", dijo.

Jorge Bergoglio dirigió este mensaje a "los pastores de la comunidad cristiana, pero también a los laicos que participan en la cultura, en la educación, en la economía, en la política, en el mundo laboral, en las familias o en las instituciones religiosas".

El obispo de Roma alabó que "desde hace algún tiempo se está dejando atrás, al menos en las sociedades occidentales, el modelo de subordinación de la mujer al hombre" y aplaudió que se haya superado al mismo tiempo "el modelo de la mera igualdad, aplicado mecánicamente la igualdad absoluta".

Por otro lado, las diócesis españolas que no ven "problema" en que las niñas sirvan en el altar como monaguillas..Cientos de niños y niñas españoles ayudan cada domingo en la misa de su parroquia como "monaguillos" y "monaguillas", una dinámica que lleva años realizándose "con total normalidad", según han explicado a Europa Press desde

La pregunta sobre si las niñas deben o no ser monaguillas surge a partir de la decisión de un sacerdote de San Francisco (EE.UU.), Joseph Illo, que decidió hace dos meses que las niñas no podrán servir en su iglesia Star of the Sea como monaguillas porque considera que el servicio en el altar va intrínsecamente ligado al sacerdocio.

El padre Illo asegura en su blog que ha adoptado esta política de monaguillos basándose en las normas de la Iglesia católica, concretamente, en una directiva de la Congregación para el Culto Divino que, según apunta el sacerdote, dice que un obispo "no necesita que los sacerdotes de las diócesis requieran el servicio en el altar de las mujeres, porque siempre es apropiado seguir la noble tradición de tener chicos en el altar".

"El servicio en el altar está ligado intrínsecamente al sacerdocio y sirve como un salto hacia el seminario. Si la Iglesia Católica ordenara mujeres, las monaguillas tendrían sentido, pero el sacerdocio es un carisma masculino. Con riesgo de generalizar, sospecho que los jóvenes pueden distraerse del sacrificio de la Misa si sirven junto a ellos niñas", explica, al tiempo que apunta que ha recibido la bendición del arzobispo Salvatore Cordileone.