La veteranía es un grado, y un territorio tan agreste como una alfombra roja, más; esta edición, decanas como Penélope Cruz, Goya Toledo o Ana Belén han ganado en elegancia a las más jóvenes, con honrosas excepciones como las Blanca Suárez y Elena Anaya, en una edición marcada por el brillo.

Perlas, lentejuelas, pedrería y cristales han brillado en el paseíllo de esta 29 edición de los Premios Goya, en una alfombra que ha cambiado su rojo tradicional por el fucsia, y que ha estado marcada por las temblores causados por un frío gélido. Una de las más madrugadoras, Ana Belén, andó por la alfombra con la seguridad de sus años de experiencia, con un favorecedor vestido en azul kleyn de la firma Tot-Hom, de tirantes y falda abullonada.

Más tardías, otras dos veteranas, Penélope Cruz y Goya Toledo, las más esperadas, han acaparado una gran ovación del público reunida en el exterior y de los flashes de los medios gráficos congregados en el Centro de Congresos Príncipe Felipe. Si Cruz ha optado por un palabra de honor de Oscar de la Renta, de corte clásico, en azul noche y tapizado con pedrería de tonos blancos; Toledo prefirió al libanés Elie Saab, en tono negro degradado y también cuajado con pedrería. ias y el binomio blanco-negro.

Si las veteranas han dejado el listón alto, una joven Blanca Suárez tampoco ha defraudado, con un elegante diseño de Zuhair Murad, en tono lila, que combinaba un cuerpo de manga larga transparente cuajado de abalorios, y una frondosa falda.