El Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) ha participado, junto a la Universidad de La Laguna (ULL) y un equipo de astrónomos liderados por investigadores españoles, en el descubrimiento de dos enanas blancas en el núcleo de la nebulosa planetaria Henize 2-428.

Dentro de 700 millones de años, estas estrellas inertes de masa parecida a la del Sol colisionarán la una con la otra, superando entonces la masa crítica por encima de la cual una enana blanca explota como supernova. Estas dos formaciones, tras expulsar la corteza estelar en forma de nube de gas, se fundirán en un abrazo mortal.

El descubrimiento confirma la posibilidad de formación de supernovas de tipo Ia a partir de la fusión de dos estrellas moribundas, hasta ahora una vía sólo contemplada en modelos teóricos. Este tipo de supernovas, además de ser uno de los eventos explosivos más energéticos, actúan como "medidores de distancias" y han sido una piedra angular en el descubrimiento de la expansión acelerada del Universo.

"Buscábamos responder a la cuestión, aún a debate, de cómo se forma una nebulosa bipolar a partir de una estrella que esencialmente es esférica", afirma Miguel Santander, del Observatorio Astronómico Nacional (OAN/CSIC) y primer autor del presente estudio. Según una hipótesis cada vez más popular, la presencia de una estrella compañera aportaría suficiente momento angular como para que la envoltura estelar fuera expulsada favoreciendo unas direcciones sobre otras y dando lugar a una nebulosa con un alto grado de simetría. El estudio de la variación periódica de la intensidad luminosa proveniente del núcleo de Henize 2-428 confirmó esta hipótesis revelando que el objeto central, en realidad, está formado por dos estrellas girando la una en torno a la otra a una velocidad tal que completan una órbita cada poco más de 4 horas.

Pero las variaciones luminosas escondían una sorpresa. "La forma de la curva de luz sugería que ambas estrellas (y no solo una de ellas, como es habitual en estos casos) se encuentran distorsionadas por el tirón gravitatorio de la compañera", afirma Pablo Rodríguez Gil, investigador del IAC/ULL y segundo autor del estudio. Además, los espectros "indicaban que la estrella compañera sería una versión casi gemela de la principal".

El paso siguiente fue determinar las velocidades orbitales de ambas estrellas. Para medirlas de forma fiable, los investigadores tuvieron que recurrir a un telescopio de gran tamaño como el Gran Telescopio CANARIAS (GTC), en el Observatorio del Roque de los Muchachos, en La Palma.