El anunciado fichaje de la artista posporno y activista Águeda Bañón como nueva directora del departamento de comunicación del Ayuntamiento de Barcelona, que preside Ada Colau, ha devuelto a la actualidad mediática un movimiento socioartístico que surgió en Estados Unidos en los años ochenta. Ante el impacto en los medios de comunicación del anuncio de este fichaje, la alcaldesa de Barcelona defendió ayer de nuevo los méritos de Bañón.

¿Pero qué relación existe entre esta licenciada en Bellas Artes y artista visual nacida en Murcia y el posporno? ¿Y qué es exactamente el posporno? La relación de Bañón con este movimiento artístico se remonta a la década pasada, cuando entre 2002 y 2007 fue una de las impulsoras del proyecto Girls Who Like Porno (GWLP), un colectivo que ponía en cuestión la industria tradicional del porno mediante vídeos, talleres y "performances".

Junto a la también artista y feminista María Llopis mantuvo entre esos años un blog "sobre feminismo pro-sex, disidencias sexuales y maternidades subversivas", según rezaba en su declaración de intenciones.

A esta época pertenecen algunas imágenes, colgadas por las propias autoras, en actitudes provocadoras en espacios públicos, a veces en posiciones a horcajadas y con los pantalones bajados que, ocho años más tarde, han vuelto a ser actualidad a raíz del anuncio de este nombramiento en el Consistorio barcelonés.

Estas imágenes resucitaron mediáticamente el término posporno, cuyo origen se remonta a un texto referencial de los inicios del movimiento, el "Manifiesto Post-Porno", que llevaba la firma de Annie Sprinkle, Verónica Vera, Candida Royalle y Frank Moore. El posporno, como término, fue utilizado inicialmente por la prostituta y actriz porno norteamericana Annie Sprinkle y por la teórica francesa Marie-Hélène Bourcier, y surgió como reacción al movimiento porNO de Andrea Dworkin de los años sesenta y setenta.

El término se acuñó por primera vez a raíz del espectáculo que presentó en 1990 Annie Sprinkle, The Public Cervix Announcement, en el que invitaba al público a explorar el interior de su vagina con ayuda de un espéculo.

Con esta performance nació un nuevo género de representación del sexo, crítico tanto con la imagen del sexo generada por la medicina como con la generada por los códigos de la pornografía tradicional.

En España, el posporno irradió a principios de la década de los años noventa, en el marco del movimiento queer y el transfeminismo, y ha tenido desde entonces a María Llopis y Beatriz (hoy Pol) Preciado como dos de sus referentes internacionales.

Precisamente, Preciado participó en 2003 en el Macba en un maratón posporno en el que se presentó un conjunto representativo de documentos de la pornografía del siglo XX, y se ofreció acceso al debate teórico alrededor de la pornografía.

En su intento de trascender el feminismo clásico, el movimiento posporno trata de descodificar los códigos del porno, que es visto como una muestra más del capitalismo opresor. El posporno cuestiona además la teoría del género, pues, como sostiene el hoy filósofo Pol Preciado, "los protocolos establecen la asignación sexual (hombre o mujer) sólo a partir de diferencias morfológicas".