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El doctor Ángel Ramos, ayer, en el laboratorio de la Unidad de Hipoacusia del Hospital Insular de Las Palmas de Gran Canaria.SABRINA CEBALLOS

Entrevista.

Ángel Ramos: "La edad de la sordera relacionada con la vejez ha disminuido"

"Hemos formado un equipo que permite que informáticos, ingenieros y físicos trabajen con médicos", apunta el jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Insular

¿Qué ventajas ofrece el nuevo implante coclear que su equipo realiza en el Hospital Insular?

La primera ventaja es que nosotros colocamos el implante justo donde está la fibra del nervio auditivo y el sistema de colocación es muy preciso. La segunda es que, al cubrir un área de 400 grados, si lo hago por la parte de fuera necesitaría una superficie de 22 mm, pero si lo hago desde dentro, como en este caso, sólo necesito 14 mm, por lo que es un sistema más corto y fino. Y tercero es que, al tener un 60% menos de volumen, hay una estimulación directa al nervio con menos superficie de elemento externo en el oído interno y menos rayo. Con este sistema la copla queda conservada, mejora la audición al estar en perfecto estado, y preservamos la audición que tenía el paciente antes del implante. De hecho, todos los pacientes que hemos operado han preservado 100 X 100 los restos auditivos.

¿Por qué se ha convertido Las Palmas de Gran Canaria en pionera en este tipo de cirugías?

En 1989 nadie trabajaba en implante cocleares. En 1992 sólo estábamos Navarra y nosotros, y durante muchos años ha sido nuestra área de trabajo fundamental. Desde hace ocho años hemos incorporado a grupos de robótica e ingeniería de la Universidad de Las Palmas, y trabajábamos en la medicina e ingeniería. Por eso, hace siete años se nos ocurrió un sistema como este que tenemos aquí.

¿Ha costado mucho trabajo llegar a un implante exitoso?

Esta es la sexta versión que hemos hecho de este implante. Los cinco anteriores fallaron y el éxito llegó al ajustar la punta del electrodo, lo que permitió conseguir que las inserciones fueran buenas. Y es que, aunque las bases generales de la operación sean las misma, hasta ahora, si queríamos llevar un electrodo al nervio, había que insertar un estilete o meter en la coclea un material como una cuña para aproximarlo. Todo eso derivaba en meningitis y problemas neurológicos. Lo hacíamos por una cosa que se llamaba perimodular. La gran ventaja es que para insertarlo en la coclea no es necesario ningún sistema externo porque el diseño del implante así lo permite.

Usted trabaja con un equipo de profesionales de diferentes disciplinas. ¿Resulta más conveniente para tipo de proyecto?

Nosotros, hace ya unos siete años, montamos un laboratorio que en parte está financiado por la Universidad de Las Palmas, y en parte por el Servicio Canario de Salud. Es un laboratorio de psicoacústica y desarrollo informático en implantes. Esto permite que técnicos en informática, ingenieros y físicos trabajen con médicos. Nosotros les decimos que tenemos pacientes sordos y que tenemos cosas nuevas. Cuando tú integras todo eso en el mismo sistema, el físico conoce al paciente, el paciente le da la idea al físico, el ingeniero la desarrolla, y el médico puede llevarla a cabo. Es un equipo de trabajo, un equipo de nueve personas. Y es que, al margen del éxito o la repercusión sanitaria de un proyecto, hay que ir aprendiendo que, hoy en día, la ciencia no se para en la medicina o en la ingeniería, o en la robótica o en la informática.

¿Y por qué no se aplica este sistema de trabajo en más hospitales a nivel mundial?

Por que aunque es lo ideal, lamentablemente no es tan fácil, porque es muy complicado presupuestariamente. Nosotros llevamos veintiséis años en una línea de investigación constante. Estamos hablando de más de doce proyectos financiados por entidades gubernamentales en las que entran el estado, Canarias, y, recientemente, de la Comunidad Económica Europea. El dinero viene de fondos estatales públicos tras concursos de nuestros proyectos. Todo esto lleva, además, una parte académica, ya que tenemos a gente haciendo sus doctorados y proyectos de investigación que están relacionados con nosotros.

¿Cómo se originó la idea de fabricar este nuevo implante?

Parte de la tesis de un ingeniero hace 6 ó 7 años que habló con sus profesores del departamento de robótica y desarrolló una propuesta. Nosotros hicimos un estudio, lo pasamos a industria, y a partir de ahí se movió todo. La tecnología ha ido avanzando. El primer implante que yo operé fue en Salamanca. Era uno de esos implantes monocanales, que fueron reemplazados por otros nuevos. En el 92, que se hicieron esos primeros reimplantes aquí en canarias, hasta ahora han pasado 23 años.

¿Y cómo resulta esta intervención económicamente?

El implante coclear está considerado el tercer proceso en medicina con el mayor índice costo-beneficio, sólo superado por cosas lógicas como los cuidados intensivos neonatales, que son muy caros, pero es la vida de un niño. Está por delante de la mayor parte de los procesos cardiológicos. Piense lo que cuesta educar a un niño sordo: profesores específicos, integraciones sociales, elementos en todos los sitios. Todo ese dinero se puede ahorrar si lo gastan en que ese niño tenga una capacidad auditiva y lo integran en un normal educativo.

¿Hay alguna reticencia entre los pacientes ante este cambio?

Hay gente que oye, pero no entienden las palabras porque tienen un volumen que les falla. A esas personas, cuando le pones un implante coclear y le dices que va a perder la que tiene para sustituirla por otra, se echan para atrás, porque no quieren perder la que tiene. Y es que este sistema permite solventar ese inconveniente que algunas personas puedan tener. Además, no hace diferencia de un candidato convencional de hoy a uno de mañana. Las indicaciones son las mismas, lo que estamos mejorando es la calidad del sistema que insertamos.

¿Y el paciente se siente más cómodo con el implante?

Si antes necesitábamos un tiempo de adaptación de pasar de la sordera al implante, con este sistema adaptativo es mucho más rápido. Notan la audición más fisiológica, más natural para ellos, con lo cual alcanzan con mayor rapidez el resultado del implante coclear.

Según la gravedad de la sordera, ¿cómo son los beneficios que logra el paciente?

Para un paciente sordo absolutamente, este sistema aporta mejoría en la no destrucción del órgano auditivo, porque el implante no es destructivo. Luego mejora la capacidad de audición para que, de una forma más fisiológica, se sienta más cómodo. Luego tenemos los pacientes que tienen restos auditivos. Esos tienen una gran ventaja ya que no tienen porqué perder lo que la naturaleza les ha dejado todavía, y pueden asociar a esos restos auditivos una estimulación añadida que les permite mejorar la comprensión del lenguaje y la comunicación con otras personas.

De cara a la administración, ¿qué beneficios comporta este tipo de intervenciones?

Pongamos el caso del niño que oye poco, que sale al patio a jugar y con el ruido todo se pierde. Con este sistema podemos mantener a ese niño con esos restos auditivos y darle la calidad sonora que no tiene en situaciones exigentes como ruido, sonidos muy bajitos, etc. Luego está la cantidad de pacientes con malformaciones congénitas del oído interno, con muy poco resto del nervio auditivo, pero que se pueden beneficiar mucho con este implante en comparación con los anteriores.

Usted señala que su investigación tiene elementos comunes con el ensayo de Ramón y Cajal.

El famoso ensayo de Ramón y Cajal habla de cómo una neurona funciona y cómo se interrelacionan en el cerebro, pero todo está descrito en las vías auditivas. Él no se basó en los ojos o en el cerebelo. Usó la vía auditiva porque es un nervio noble. Desde el oído hasta el cerebro, una frecuencia de 500 hertzios se mantienen constantes. Cajal estudió y desarrolló su vía neural en base a su vía auditiva.

Una persona que ya haya sido operada con otro sistema coclear, y ha recuperado la audición, ¿puede ser operada ahora con este nuevo método?

Cambiar porque la tecnología haya avanzado no es muy común. Si te sale un coche bueno para qué cambiarlo por otro moderno. La posibilidad técnica de que un paciente pueda cambiarse de un sistema anterior es posible, cuando el rendimiento no funciona o tiene una alteración no es el ajustado. Pero yo no recomiendo cambiar un implante que funciona bien por el de una última generación.

¿Han aumentado los problemas auditivos en los jóvenes por nuevos hábitos tecnológicos?

Hay dos factores que aparecen ahora. Primero, la edad de aparición de la sordera relacionada con la vejez: antes una persona empezaba a quedarse sorda alrededor de los setenta o setenta y cinco años, pero esa edad ha disminuido, probablemente por los traumatismos a los que nos vemos sometidos, por toda esta tecnología que exige volumen. El segundo es que existe un aumento de lesiones en los que llamamos frecuencias agudas, que muchas veces no son percibidas por las personas porque nosotros, muchas veces, para hablar utilizamos las frecuencias medias y las graves. Hay datos que sugiere que el estado de salud auditivo de la persona actual se ve afectado por las nuevas tecnologías que están bajo poco control sanitario.

¿Por qué se queda una persona sorda habitualmente?

En los niños la causa más frecuente es congénita algunos son hereditarios y otros no. Por ejemplo, una rubéola en un embarazo desafortunado puede producir sordera. Y es hereditaria cuando tus padres son sordos y heredas la sordera. Entre unos y otros las congénitas son las más frecuentes en la infancia. En la edad adulta, en el caso de los hombres, lo más frecuente es la sordera progresiva ideopática, que sucede cuando la persona se queda sorda muy rápidamente. Y en las mujeres está este tipo de degeneración, pero también la otoesclerosis avanzada, que es una enfermedad muy característica de las mujeres, y puede ser explicado por el hecho de que el embarazo parece acelerarla.

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