Reto personal. En busca de una oportunidad en los ruedos, Curro Matola ha decidido hacer frente a más de 420 kilómetros a pie en dirección a Madrid, vestido con el tradicional traje de luces. El torero ilicitano quiere hacer oír su nombre para conseguir el derecho a volver a torear tras siete años en la sombra. El diestro partió este lunes desde Sax, en plena ola de frío, y pretende llegar a la capital en menos de siete días.

Una mochila con algo de agua, comida, un abrigo para el frío unas botas para caminar y un traje de luces. Así partió ayer Curro Matola en dirección a Madrid. Su próximo destino está en la plaza de toros de Las Ventas, un lugar al que desea volver para recuperar su vocación de diestro. No le importan los kilómetros, ni las bajas temperaturas, ni dormir en la calle, el torero ilicitano comenzó su aventura a pie para recuperar aquella profesión que le permitió compartir cartel en Elche con figuras de la talla de El Cordobés o El Litri.

«Yo nací torero y eso es lo único que sé hacer, mi vida pasa sin oportunidades ni sentido y he optado por cambiarla», apuntó. Así, con 42 años y siete de ellos alejado de los ruedos, Curro Matola quiere que su nombre vuelva a sonar y reencontrarse como persona.

«Quiero pedir mi vuelta a los ruedos, que me concedan la confirmación de mi alternativa, un derecho que tiene todo torero», apuntaba ayer en pleno camino hacia Madrid.

De esta manera, el ilicitano, que reconoce haber toreado en distintas plazas de España, pretende llegar a Las Ventas en menos de siete días. «En Madrid corté una oreja y allí quiero volver, me lo deben», señaló. Con esta fuerza, Curro Matola quiere reaparecer en el mundo taurino, tras desaparecer de las plazas y llegar a quedarse sin trabajo. «Nunca me retiré, me aparté de los toros, es un mundo muy difícil, no hicieron las cosas bien conmigo, llevaron mi carrera muy mal y terminaron por aburrirme», lamentó.

Con esta pretensión, el diestro luchará contra la soledad de un largo camino y contra las adversidades del tiempo con el objetivo de llamar a una puerta grande, que sólo está en la capital.