El príncipe Enrique de Dinamarca, de 81 años, dejó de ejercer ayer sus obligaciones oficiales como consorte de la reina Margarita para retirarse a un segundo plano. Así lo anunció en su discurso de Fin de Año la reina, quien mostró "comprensión" y "respeto" por su decisión personal y le agradeció el apoyo, aunque reiteró que ella seguirá en el trono.

La inesperada jubilación de Enrique, con quien Margarita se casó en 1967 tras haber conocido a este noble de origen francés cuando era diplomático en Londres, cierra la trayectoria de una figura controvertida por su complicado encaje en la jerarquía real. Sus dificultades en el indefinido rol de consorte y su periódico reclamo del título de rey, apelando a la equiparación de sexos, han sido objeto de burla en Dinamarca.