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"El bloqueo a Cuba es un error que ha alimentado al régimen de Castro"

García del Río. CONSUELO PÉREZ

La publicación de una noticia que daba cuenta de la pérdida de militantes del Partido Comunista fue la gota que colmó el vaso de la paciencia del régimen castrista y determinó la expulsión de Cuba "por falta de objetividad y/o ética" del periodista Fernando García del Río (Santander, 1962), corresponsal de La Vanguardia en La Habana durante cuatro años, que publica ahora sus vivencias en la La isla de los ingenios (Planeta). El libro relata anécdotas deliciosas como la de una vaca atropellada por un diplomático extranjero en una carretera que fue inmediatamente despiezada y retirada de la vía pública por un grupo de guajiros que se encontró con un abastecimiento de carne inesperado o descripciones sorprendentes de una vida cotidiana que responde con ironía y hasta con choteo al estalinismo tropicalizado del sistema. ¿Cómo se encuentra Fidel Castro? De eso nadie sabe nada de nada. García del Río no tiene dudas de que el bloqueo norteamericano a la Isla fue un grave error que penalizó al pueblo y que ha fortalecido a un régimen que con el intercambio de embajadas con Estados Unidos abre al menos ligeramente una puerta a sueños y esperanzas que muchas veces hasta ahora acababan en una balsa y comidos por los tiburones.

Señor García del Río. ¿Cómo le dijeron las autoridades cubanas que no podía continuar de corresponsal de La Vanguardia

Me citaron en el Centro de Prensa Internacional y me dijeron que había vulnerado el artículo del reglamento relativo a la falta de objetividad y/o ética. Me dejaron bien claro que me tenía que ir a la mayor brevedad posible tras organizar la mudanza y vender el coche. En dos semanas ya estaba de vuelta en Madrid.

¿Quién decidió su expulsión?

El Ministerio de Exteriores, la Seguridad del Estado y el Partido Comunista, que fue el que inclinó la balanza para mi expulsión.

¿Les sentó mal que hubiese publicado usted que el Partido Comunista estaba perdiendo militantes?

Sí. Les pareció una afrenta a pesar de que me lo había contado un miembro del Partido Comunista muy autorizado. Lo cierto es que nunca me desmintieron ninguna información, solo una vez me acusaron de hablar solo con los renegados.

¿Quiénes son los renegados?

En cierta medida, la mayor parte de los cubanos son disidentes. Un taxista me dijo un día que si se le caía la casa iba a coger las maderas para construir una balsa e irse de la Isla. Ese es el sentir mayoritario de los cubanos.

¿Cómo podía desarrollar su labor periodística en una dictadura?

Con trabas en todo lo que tenía que ver con la información institucional, sintiendo siempre el aliento de alguien en la nunca, pero disfrutando y aprendiendo de la gente en las historias del día a día. Cuba es un país que merece la pena ser contado.

¿Ha vuelto a Cuba?

No.

¿Es cierto que en Cuba o te aclimatas o te aclimueres?

Cierto. Otra cosa es hasta qué punto lleves esa aclimatación que te puede conducir al aplatanamiento. Corres el riesgo de acostumbrarte a un tipo de vida muy relajado. Además, la vida de un extranjero en Cuba puede resultar algo tóxica.

¿Qué quiere decir?

En La Habana, sobre todo, se puede llegar a disfrutar de una vida irreal llena de tentaciones y muy separada de la realidad de Cuba. Las cosas no son como las quieren presentar a los extranjeros y en La Habana existe una teatralización muy interesada que puede llevar al país a convertirse en un parque temático de sí mismo. La mezcla de la Cuba romántica y la que cambia es tentadora pero la realidad es más compleja y difícil. La vida de los cubanos es remendar rotos y lo hacen con desparpajo y choteo pero el dolor está ahí.

¿Qué le pasa a Fidel Castro?

Estuvo a punto de morir en 2006 de diverticulitis, pero se recuperó y ahí sigue, muy cuidado. Él fue un hombre muy deportista lo que le asegura cierta longevidad. Más allá de esto, nadie sabe nada acerca de Fidel Castro aparte de los rumores y de las intoxicaciones que anuncian su muerte y que a veces fomenta el propio régimen castrista para confundir al enemigo.

¿Qué información tienen los cubanos de la enfermedad del líder de la revolución?

Mínima. La vez que más se supo sobre este asunto fue gracias a un médico español que le trató y por una indiscreción de Evo Morales que reveló que le habían operado 10 veces

¿Se ha convertido acaso en una dictablanda la administración de Raúl Castro, hermano de Fidel?

Una dictadura es siempre una dictadura pero en Cuba no hay una dictadura sanguinaria, sino más bien opresiva que no aplica ni la pena de muerte. Eso no quita que al no funcionar el Estado de Derecho aquello sea una barbaridad que deja a sus gentes indefensas.

¿Qué están cambiando las reformas de Raúl Castro?

Las expectativas de muchos y la manera de vivir de unos pocos pero con efectos visibles y esperanzadores. Los cubanos ya pueden montar algunos negocios vinculados al turismo que les aseguran un margen de beneficios para optar a una vida mejor. Las cosas tienden a mejorar aunque pienso que aumentarán también las desigualdades.

¿Cómo viven los cubanos esta nueva etapa si se puede considerar como tal?

Con esperanza, empezando a hablar en futuro más allá de lo que van a hacer mañana. Ahora tienen proyectos y sueños que antes acababan muchas veces en una balsa y comidos por tiburones.

¿Es la vuelta de los embajadores a Washington y La Habana un paso irreversible hacia una intensificación de las relaciones entre los dos países?

El sentido común, la historia y la economía nos dice que sí pero no hay certidumbre absoluta porque estos intentos de acercamiento ya fracasaron en otras ocasiones, sobre todo, en la época de Carter. Los ortodoxos del Partido Comunista y los intereses de los lobbies de Florida que han basado sus negocios en la confrontación pueden aún entorpecer este paso adelante.

¿Considera que ha sido un error la política norteamericana del bloqueo a Cuba?

Sí porque ha alimentado al régimen de Castro y ha sido una barbaridad contra el pueblo de Cuba, al que ha machacado. El desarrollo de la Isla se ha visto frenado por este bloqueo, pero sobre todo por basarse en el sistema económico más raro del mundo en el que perviven dos monedas, hay una microeconomía centrada en el mercado negro y una macroeconomía que subsiste de la venta de servicios médicos.

¿Qué grado de adhesión cree que conserva el régimen?

Decreciente. Escaso en La Habana y más considerable en el resto del país.

¿Por qué llama usted a Cuba "la isla de los ingenios"?

En Cuba la vida es ingenio por su capacidad de inventiva. Sin ese ingenio y sin el clima, el régimen no habría sobrevivido. Ahora habría que poner ese ingenio al servicio de una economía racional y no seguir el dicho cubano de "el Gobierno hace como que nos paga y nosotros hacemos como que trabajamos" y a tiempo se buscan chollitos ingeniosos para tener algo más de dinero.

¿Cómo se manifiesta esa ingeniosidad en medio de tanta pobreza?

En todo. Cuba es puro invento levantado por el ingenio de su gente. Espero que esa capacidad de inventar se aparte del robo y se encauce por el camino de la creación y la productividad.

Califica usted el sistema cubano de "estalinismo tropicalizado". ¿Cuáles son sus características?

Tiene las prácticas represivas del socialismo soviético pero se vive de una manera muy especial por el clima y las víctimas ejercen la protesta desde la ironía y el choteo.

¿Cómo vivió usted el desabastecimiento de la isla?

En una situación privilegiada. En Cuba falta de todo pero con dinero todo se puede arreglar.

-¿Cómo desapareció de la carretera aquella vaca atropellada por un vehículo de un diplomático?

La vaca murió atropellada y al diplomático, a su mujer y al chófer no les pasó nada. De repente, de las cunetas aparecieron unos guajiros que despiezaron la vaca y se la llevaron.

¿Existe algún tipo de separación de poderes en Cuba?

Ninguno y ese es el problema. Todo lo controla el Consejo de Estado.

¿Cómo viven los cubanos que la autoridad les considere preventivamente proclives a cometer delitos?

¡Imagínese! Lo viven con impotencia, inventando y resolviendo.

Reláteme por favor la anécdota que más le impresionó de su estancia como periodista en Cuba.

Recuerdo que al poco de llegar a Cuba, en 2007, el entonces ministro de Exteriores dio una rueda de prensa para anunciar la firma de dos convenios internacionales sobre derechos civiles. A la salida, una turba de revolucionarios la emprendió a golpes con una decena de manifestantes y se ensañaron en especial con los periodistas. Esa turba era una brigada de respuesta rápida del propio régimen.

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