Dotar al Central Park de Nueva York de un pabellón de verano realizado con materiales sostenibles y conseguir que la estructura se integre completamente en el entorno de esta famosa zona verde de la Gran Manzana. Este fue el reto al que se enfrentaron tres jóvenes arquitectos tinerfeños que han quedado finalistas en un concurso internacional para diseñar una infraestructura en este parque neoyorquino.

Marta González, Néstor Hernández y Virginia Mora decidieron presentarse a este concurso, organizado por la plataforma online Arquideas, el pasado mes de noviembre. "No esperábamos ganar pero sí creíamos que íbamos a estar entre los finalistas", manifestó Mora.

Su proyecto, que quedó entre los 15 primeros de más de 350 propuestas internacionales, consistía en una infraestructura de cuerdas que crearía espacios y recorridos dentro del parque. Las cuerdas se transformarían en las paredes y el techo del pabellón, creando sombras que permitieran al visitante resguardarse del sol. El uso de este material permitiría ver en todo momento el entorno natural del parque y al mismo tiempo poder apreciar desde fuera lo que está ocurriendo dentro del pabellón. Mora explica que querían conseguir el efecto "de mirar a través" y por eso se decidieron a utilizar este material. Al mismo tiempo, la utilización de sogas haría que su construcción fuera muy rápida y permitiría retirar la infraestructura fácilmente.

El pabellón uniría dos puntos diferentes de Central Park, una zona de césped donde los neoyorquinos se sientan a disfrutar del entorno natural y un lago, al que se podría acceder gracias a unas plataformas. Los jóvenes bautizaron su proyecto con el nombre Sew-Sieve-See (Conectar-Tamizar-Mirar) y ya querían crear un espacio polivalente donde se pudieran realizar múltiples actividades como exposiciones o conciertos. Los tres afirman que la idea de participar de forma conjunta en un concurso les rondaba la cabeza desde que estudiaban juntos en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Finalmente se decidieron por el que proponía la web Arquideas, porque se trata de una plataforma destinada a arquitectos jóvenes y las cuotas de inscripción a los concursos no suelen ser muy elevadas.

Proyección

Arquideas organiza cada cierto tiempo concursos de arquitectura en la que propone a los recién titulados o a los que aun están estudiando la carrera que ideen alguna infraestructura en diferentes lugares del mundo. Por lo tanto, al no tratarse de un concurso oficial es casi imposible que el proyecto de estos tres jóvenes se convierta en realidad algún día.

Sin embargo, este equipo de profesionales ve en este tipo de concursos una posibilidad para poder trabajar en lugares a los que de ningún otro modo podrían acceder. "Es una oportunidad que es muy difícil que tengas a los largo de tu carrera", afirma Hernández.

Los tres coinciden en que este tipo de concursos dejan volar las imaginación de los arquitectos, porque al no tratarse de proyectos que tengan la posibilidad de ser construidos "no están condicionados", afirma Hernández. "En este tipo de trabajos no tienes que tener en cuenta el presupuesto o la normativa, que muchas veces son los grandes impedimentos para llevar a cabo lo que verdaderamente quieres hacer", manifiesta González.

Aunque no tenían que atenerse a ninguna normativa para diseñar este proyecto, los tres arquitectos afirman que sí tuvieron en cuenta la accesibilidad de la infraestructura. "Para nosotros fue muy importante, porque se empieza a entender que hay que crear espacios que todo el mundo pueda utilizar", afirma González. Esta arquitecta lagunera reconoce que la accesibilidad se ha dejado de lado en el diseño arquitectónico porque, hasta hace poco tiempo, no existía ninguna norma que obligara a tenerla en cuenta.

Los tres arquitectos admiten que no sabrían calcular cuánto costaría realizar esta obra en el mítico parque, pero añaden que el uso de materiales reutilizables y locales abarataría mucho la construcción.

La experiencia de haber concursado en este iniciativa de la plataforma Arquideas ya los ha animado a participar en otros certámenes. "Nada más entregar el proyecto ya estábamos buscando otros concursos para participar, pero todavía no hemos encontrado uno que nos convenza", asegura Mora.

A pesar de haber quedado finalistas en un concurso internacional de arquitectura, estos profesionales reconocen que no pueden dedicarse al 100% a su profesión porque la situación laboral es muy complicada. "Tienes que estar en continuo movimiento, hubo una época en la que según salías de la carrera ibas a tener trabajo seguro, pero esto no es así ahora", expone González, quien asegura que "te vas dando cuenta de que tienes que emplear tu tiempo en otras cosas que no sean la arquitectura".

Fuera de las Islas

Ante la falta de trabajo, muchos arquitectos canarios están emigrando al extranjero y aunque estos tres jóvenes no descartan tener que hacerlo en el futuro, marcharse de Canarias les costaría. Aseguran que durante los últimos años la arquitectura ha tendido hacia la monumentalidad, mientras que ellos están más interesado en otras formas de construcción.

"La crisis ha llevado a replantear la situación, porque antes a lo que se aspiraba era a crear la Ciudad de las Artes, infraestructuras que como esculturas son muy bonitas, pero no solucionan problemas", opina Hernández. "Yo veo la funcionalidad, por ejemplo el Auditorio de Tenerife es espectacular pero incómodo, si no cumple su función no es el sentido que yo le veo a la arquitectura", afirma Mora.

"Ellos son arquitectos puramente artistas que se dedican a crear esculturas, no se le quita valor, pero es cierto que esa generación perdió el sentido de nuestra profesión que es solucionar problemas", argumenta González.