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Entrevista

"La ingesta de líquido amniótico puede facilitar el proceso del parto"

"La leche humana es deficitaria en vitamina K, ?posiblemente porque no se ingiere la placenta", afirma el médico homeópata Sergio Sánchez

El médico Sergio Sánchez muestra algunos datos de su tesis en su consulta de la capital grancanaria. ANDRÉS CRUZ

En su tesis Influencia de la reincorporación oral de la placenta (ROP) autóloga tras el parto en la evolución bioquímica sanguínea y láctea

Nació en 2001 como un trabajo de investigación que iniciamos en el máster de Nutrición de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). A los dos años presenté el estudio bromatológico de la placenta, es decir, la placenta como nutriente. Investigar la composición de la placenta, vitaminas, minerales, hormonas, etc. fue el punto de partida. Ese primer estudio no existía a nivel mundial, fuimos los primeros. Con el paso de los años quise seguir investigando sobre el tema. Para poder investigar hice los cursos de doctorado y abrimos una línea de investigación sobre la vitamina K.

¿Por qué en concreto sobre la vitamina K?

Todos los mamíferos tienen vitamina K suficiente en su leche, pero los humanos tenemos déficit de esta vitamina en la leche, por eso a los recién nacidos hay que inyectarle vitamina K en el momento del parto. Esto se hace porque el bebé puede sufrir la conocida como la enfermedad del recién nacido o enfermedad hemorrágica. La leche humana es deficitaria en vitamina K posiblemente porque no se ingiere la vitamina K que está en la placenta. El objetivo era estudiar la presencia de la vitamina K en la sangre y en la leche materna, comparándola con la dieta y ver si se correlacionaba. Comprobamos si había diferencia en los niveles de bioquímica de la sangre y de la leche. Hicimos este primer estudio preliminar con cinco mujeres que ingerían placenta y cinco que no. Estudiamos distintos períodos antes del parto y después del parto en concreto la composición bioquímica con análisis en distintos laboratorios. Se detectaron nueve proteínas que aparecen en la sangre de las que han ingerido placenta que no aparecen en las que no han ingerido. Son proteínas que intervienen en la coagulación de la sangre y en el sistema inmune. Hemos visto diferencias significativas.

¿La aparición de estas proteínas en qué se traduce?

En que la mujer que ha ingerido la placenta tiene 11 aminoácidos más elevados. Los aminoácidos a nivel bioquímico forman parte de neurotransmisores cerebrales, hormonas, etc. Van a actuar a nivel de estructura de membranas y de receptores. El potencial biológico de las madres que ingieren placenta se incrementa. Se incrementa también en el contenido de hierro y en la actividad de vitamina K. La vitamina K es importante porque en el parto la patología más frecuente es la hemorragia. La placenta, entre otras cosas, contiene vitamina K que es antihemorrágica. Si además la leche materna va a facilitarle al bebé esa actividad de vitamina K, pues tenemos una ganancia no solo en nuestro medio, sino en lugares donde la supervivencia tras un parto es menor. En el tercer mundo el bebé que no toma leche materna, no supera la primera diarrea. Por eso es primordial que en los países del tercer mundo haya lactancia materna. La placenta además de tener esos factores antihemorrágicos tiene una hormona que estimula la producción de leche en la madre. Con lo cual si una madre en el tercer mundo sabe que la placenta es un promotor de lactancia materna, que reduce las posibilidades de hemorragia postparto y que la leche para su bebé va a estar en mejores condiciones, tendrá una información de oro.

¿Cómo actúa exactamente la vitamina K en el organismo?

La vitamina K es antihemorrágica y antiosteoporótica, promueve la estabilidad del endotelio de las arterias y venas. Nos podríamos plantear que las osteoporosis comienza en la cuna. Porque al no recibir estos elementos, posiblemente el ser humano está cojo bioquímicamente, en relación a esa falta de vitamina K desde la cuna.

Pero hoy en día se le suministra esta vitamina a los niños nada más nacer.

Si, pero no es lo mismo que todo el arsenal bioquímico lo reciba a través de la madre y de la leche materna. Hay muchísimos elementos que desconocemos hoy en día. Estamos hablando de la vitamina K como la punta de un iceberg. La primera cuestión fundamental es demostrar que la ingestión de placenta tiene influencia sobre la bioquímica de la madre y sobre la leche materna. Eso lo hemos demostrado. Es un hito a nivel mundial, además de que hemos investigado en 20 mujeres que han ingerido su propio líquido amniótico. Hemos investigado su experiencia, es decir, a qué sabe, cómo se percibe la ingestión, etc. ¿Por qué líquido amniótico? Porque todos los mamíferos al romper aguas beben instintivamente su líquido amniótico, luego cuando sale el cachorro lo lamen y cuando sale la placenta la ingieren. Ese comportamiento maternal del parto y cuidado de la descendencia está codificado por un gen.

¿Los humanos no tenemos ese gen?

Sí, los humanos tenemos ese gen, lo que pasa es que en esta cultura predominante no ingerimos la placenta en el parto. Pero eso no quiere decir que no sea propio de nuestra naturaleza porque, de hecho, genéticamente está demostrado que sí.

¿Cómo se ha realizado la encuesta en la que basa su tesis?

Hicimos una encuesta en 60 mujeres que habían ingerido su propia placenta y los resultados están publicados en la tesis. Es la primera vez a nivel mundial que una publicación científica recopila información sobre la ingesta de liquido amniótico en el ser humano. Todos los mamíferos ingieren el líquido amniótico.

¿Qué contiene el líquido amniótico que lo haga beneficioso?

El líquido amniótico tiene oxitocina que estimula las contracciones del útero, prostaglandina para la apertura del cuello del útero y tiene una sustancia opiácea que aumenta las endorfinas y reduce la sensación de dolor. Si eso está en el líquido amniótico y el animal lo ingiere, es una de las formas en las que podemos explicar por qué el parto en los mamíferos, en general, es algo que se realiza en la intimidad y sin gritos. Es algo que se realiza de forma natural. El hecho de que los humanos tengamos la posibilidad de ingerir el líquido amniótico puede facilitar el proceso del parto.

¿Cuánto tiempo permanecen esos efectos positivos?

Una cosa es la configuración y otra la suplementación. Si yo tengo falta de hierro y tomo hierro, estoy suplementando mi falta de hierro. Si yo no corrijo lo que me ha llevado la falta de hierro, cuando deje de tomar hierro, me volverá a bajar. Pero si lo que tomo es algo que reconfigura mi funcionamiento y empiezo a asimilar mejor el hierro en mi intestino, ya no dependo de absorberlo. La placenta posiblemente produzca una reconfiguración del funcionamiento de la fisiología materna, de tal manera que la placenta está presente en el momento del parto, pero no durante toda la lactancia. Sin embargo, reconfigura el organismo materno para poner en marcha los mecanismos fisiológicos encargados de organizar una buena lactancia. La trascendencia no tiene fin.

¿Al igual que en el bebé?

Efectivamente. Por ejemplo, cuando en la adolescencia el niño recibe la influencia hormonal que reconfigura el sistema, ese efecto es perpetuo. Eso ha sido una reconfiguración, no una suplementación.

¿Ha aumentado el número de mujeres que optan por ingerir la placenta?

Cada vez hay más mujeres porque cada vez hay más información sobre nuestra faceta de mamíferos y sobre nuestro funcionamiento natural. La humanidad ha pasado por una época en la que dio predominancia a lo artificial, como novedoso, con la idea de mejorar los mecanismos naturales y que lo artificial era mucho mejor y más perfecto. Ahora el ser humano se ha dado cuenta de que la naturaleza tiene una serie de mecanismos inimitables que mantienen nuestra vitalidad y fisiología mucho mejor que los mecanismos artificiales que nos podamos inventar. De hecho, la lactancia artificial fue un intento de desechar la lactancia materna con la idea equivocada de que era más perfecta. Al final se ha demostrado que la lactancia materna es insustituible. Si no hay otro remedio se puede optar por la lactancia artificial, pero mejor es optar por la lactancia natural porque es más beneficiosa para la madre y para el bebé. Cada vez son más las parejas que comprenden la importancia de respetar y fomentar nuestros mecanismo naturales. Es el caso de fomentar el contacto piel con piel en el recién nacido que revierte en una mejora a nivel neurológico y endocrino del bebé y del estado materno. También el hecho de no lavar al recién nacido como se hacía antiguamente porque le respetamos esa capa que la naturaleza ha previsto que tenga para protegerlo inmunológicamente. Toda estas vueltas a lo natural es fruto de investigar y de entender que la naturaleza lo hace todo mucho mejor de lo que podemos inventar nosotros.

¿Cómo se realiza la ingesta de placenta? ¿Se puede tomar en varios días?

Está organizada fisiológicamente para ser ingerida en el momento del parto porque es el momento donde realmente va a iniciar su actividad fundamental. Es donde la madre va a beneficiarse de una estimulación de la involución del útero y que el útero vuelva a su lugar. Al mismo tiempo eso va a permitir la actividad antihemorrágica y la estimulación de la leche, ya que favorece que la leche suba antes y mejor. El momento ideal es ese, el momento del parto. En ese momento se activa el gen. Eso se traduce en que la mujer cuando acaba de parir tiene hambre. Ese es el momento, si la mujer tiene la información sobre la placenta, en que debe ingerirla.

¿Cuánto debe ingerir?

Lo que nosotros hemos estudiado son los efectos de haber ingerido 250 gramos de placenta, es decir, media placenta. Se corta el trocitos como de dos por dos y se va tomando. Habitualmente la mujer que prueba el primer trozo da paso al segundo y al siguiente. La información que hemos recopilado es que se percibe la placenta como agradable, en ningún caso se percibió como desagradable ni hubo rechazo una vez ingerida la primera porción.

¿Se puede llevar a cabo en un centro público?

La placenta legalmente le pertenece a la madre. Previamente establece en el plan de parto su deseo de, si todo va bien, ingerir su propio líquido amniótico y su placenta, así que en el momento en el que está con su bebé al pecho se le ofrece en trocitos. Lo puede cortar la matrona o la persona acompañante en el parto, no requiere más que guantes y unas tijeras estériles. Lo ideal es ingerir lo más que se pueda.

¿Qué le parece la opción de tomarla en forma de píldoras?

Lo ideal es que en el momento del parto haya una ingesta de 250 gramos de placenta propia. No hay que desechar el resto porque es un tesoro, lo ideal sería convertirlo en píldoras para que lo vaya ingiriendo a lo largo de la lactancia. En otros países se encapsula y se utiliza como potenciador de la lactancia y la energía materna.

¿Cree que estas prácticas se populizarán en el país, como ha sucedido con el contacto piel con piel o la lactancia materna?

Sí, porque cada vez hay más mujeres que han ingerido su propia placenta sin haber tenido ningún contacto con nosotros, lo que significa que cada vez hay más información. La mujer que conoce esta posibilidad se lo plantea con positividad. Factores en contra no hay.

¿Existe un perfil?

Las mujeres son de todo tipo, de toda condición social. En nuestro estudio hicimos una encuesta de 513 personas y las opciones no se ven modificadas por nivel socioeconómico, ni nivel de estudios académicos. Lo que hace falta es información e investigación. Nos planteamos hasta qué punto no ingerir la placenta ha influido en la degeneración de la especie. Por eso queremos seguir investigando para lo que necesitamos financiación.

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