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Entrevista a David Summers

"Soy un indignado porque no tengo cuentas en Panamá y pago impuestos"

"Me preocupa mucho este manantial de basura diaria, de corruptos, de inútiles...", asegura el cantante de Hombres G

David Summers (izquierda) con el resto de integrantes de Hombres G. EFE

Los de Liverpool dejaron los escenarios porque los sistemas de sonido de entonces no podían con los gritos de las admiradoras. A ustedes eso no les pasaba, pero un día también decidieron parar.

A nosotros nos ocurría exactamente lo mismo. No puedes imaginar lo que era eso en México, por ejemplo. En aquella época era algo descomunal. No nos oíamos. El griterío era tan bestial que no entendíamos nada de lo que estábamos haciendo. Paramos porque llegó un momento en el que tuve la sensación de que la gente nos tenía estereotipados. Era como que se esperaba algo de nosotros. Siempre he pensado que en este trabajo hay que sorprender e intentar hacer cosas que la gente no se espere. Cosas diferentes, aunque mantengas tu propio estilo. Por eso probábamos temas con orquesta, hacíamos baladas y temas de ska o rock and roll. Hacíamos lo que nos salía de las narices. Lo que queríamos era hacer cosas distintas, aprender y avanzar.

En los ochenta, cuando las tribus urbanas rivalizaban, a Hombres G les colocaron en el cajón de los pijos. ¿Eran conscientes de esa etiqueta? ¿Cómo les sentaba?

Yo siempre he ido a lo esencial: a mí lo que me importa es la música. Ya en aquella época era muy difícil escapar de las etiquetas. Nos decían que éramos unos pijos simplemente porque íbamos con camiseta y pantalón vaquero. ¡No íbamos de Armani! Pero no sabían qué hacer con nosotros y nos metieron en el cajón que quisieron. Pero nosotros le dábamos máxima importancia a la música y a las canciones. Lo demás era eso que tienes que soportar por haber conseguido éxito.

¿Después de 30 años de carrera se sienten un poco dinosaurios de la música?

No. Creo que ahora estamos en nuestro mejor momento. Somos totalmente libres. Somos más libres que nadie: no tenemos mánager ni compañía. Hacemos lo que nos sale de las pelotas y no paramos de trabajar, haciendo giras por Estados Unidos y por España sin parar. Llevamos el rumbo de nuestra vida. Al mismo tiempo, somos ya mayores. Tenemos nuestras familias, nuestros hijos, y vivimos todo de otra manera. Cuando éramos más jóvenes vivíamos plenamente para el grupo y ahora el grupo sigue siendo el motor de nuestras vidas, pero lo llevamos con otra sobriedad.

Aunque podrían vivir del pasado, lo cierto es que continúan componiendo material nuevo.

Sigo componiendo sin parar porque no puedo dejar de hacerlo y no debo dejar de hacerlo. Lo que sí es cierto es que ya nos da pereza hacer un disco completo. Nos desilusiona. Nos apetece más hacer un par de temas nuevos, sacarlos por las redes; exponerlos un poco para que la gente los escuche y si son hits, pues genial.

¿Los fans de hoy son lo mismo que los de los ochenta? ¿Se regenera su público?

Bueno, hay de todo. Gente de todas las generaciones. Algo que me encanta. Tenemos gente de nuestra edad, los que son fans del grupo de toda la vida, pero luego tenemos también gente de entre 15 y 30 años. Que supongo que eran niños en los ochenta y que tienen un recuerdo nuestro acojonante. Y que nos tienen como en un altar. Es algo increíble. Nunca pensé que podía pasar esto con nosotros, pero lo cierto es que las canciones han trascendido de una manera sorprendente.

Manolo Escobar reconoció estar hasta las narices de Mi carro, pero si en un concierto no la cantaba, la gente iba a buscarlo al camerino. ¿No cree que les pasaría lo mismo si no tocan Mi carro, Devuélveme a mi chica

Sí, sí... A mí no me ha pasado, pero es cierto que tocas canciones de una manera más mecánica porque las has tocado tantas veces... Me gusta muchísimo más, y disfruto más, cantando Lo noto o Temblando, que cantando El ataque de las chicas cocodrilo. Pero por otro lado ves a la gente tan feliz cuando cantas Devuélveme a mi chica, que eso es lo que te hace disfrutar de la canción.

Con lo que no se disfruta es con ir a votar dos veces...

Me parece terrible. La verdad es que yo paso totalmente de to-da esta panda de sinvergüen- zas. No me creo nada esta falsa democracia que tenemos. Estoy desanimado.

¿Es un indignado más?

Sí. Soy un indignado porque además pago mis impuestos y no tengo cuentas en Panamá. Soy el típico imbécil al que le pegan unas hostias tremendas. Y me preocupa muchísimo este manantial de basura diaria, de corruptos, de inútiles... Pero qué puedo hacer. Pues hacer mi tra-bajo lo mejor que pueda e intentar hacer feliz a la gente con las canciones.

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