En un futuro no muy lejano habrá refugiados por culpa del cambio climático. No se trata de una amenaza. Es una realidad. El científico británico Chris Rapley aseguró ayer, durante su intervención en la segunda jornada del Starmus, que los problemas para acceder al agua potable y los cambios que se producen en el clima propiciarán que la población tenga que emigrar de determinadas zonas del planeta. Lo peor, según adelantó, es que las expectativas no son nada favorables. Lo peor, de continuar con los niveles actuales de contaminación, es que la situación empeorará.

"El Ártico está cambiando de manera dramática. Los niveles del mar suben en las zonas costeras, los vientos y su circulación cambian y el ciclo del agua se acelera, con más vapor de agua en los ecosistemas", expuso. Esto conlleva que "los suministros de agua se vean afectados, tanto los animales como las personas", sentenció.

Chris Rapley puso el ejemplo de la ciudad de Londres, gran megalópolis, que podría extrapolarse a Canarias como zona costera. "Solo se puede proteger en caso de que el nivel del mar aumente entre tres o cuatro metros. Vamos a tener que abandonar Londres", concluyó.

Para el experto hay que incrementar el uso de las tecnologías así como seguir modernizando todo el equipamiento que hace posible combatir el cambio climático. "El ingenio de la humanidad es infinito. Debemos encontrar maneras", destacó. Algunos países como China, uno de los países "más influyentes", son líderes mundiales en la generación de energía solar y en la transformación del suministro eléctrico. "Se han comprometido a que, para 2030, hagan un uso de la energía con un 20% de energías renovables". En su opinión, y por su experiencia, aunque las administraciones se involucren, no ocurre lo mismo con la ciudadanía ya que en diferentes encuestas su preocupación por el cambio climático aparece siempre como lo menos valorado.

Rapley disertó sobre un proyecto en el que participa. Se trata de una obra de teatro que transcurre en el 2071. En ella se pone de manifiesto, como estímulo para concienciar a la población, del aire contaminado que respirarán las futuras generaciones.

Aunque todas las naciones se han comprometido en mejorar la situación hay que crear "más ambición" y no dejarlo pasar. "Solo se puede mejorar si todos colaboran, tanto ciudadanos como empresas y políticos", concretó el científico.