Lutz Bachmann, el creador del movimiento islamófobo alemán Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida), reside en la localidad tinerfeña de Los Cristianos desde el pasado mes de mayo, según confesó él mismo a través de su perfil de Facebook. Nacido hace 43 años en Alemania, este hombre con un amplio historial delictivo por xenofobia, robo con violencia y venta de cocaína, entre otros delitos, se ha mudado con su familia a la Isla y asegura haber encontrado un empleo suministrando servicios en el sector de la renovación hotelera y el marketing turístico.

En un vídeo que ha publicado en Facebook, Bachmann afirma que se encuentra en Tenerife "huyendo de los refugiados" que residen en Alemania y a los que llama "ganado", "escoria" y "basura". Como no soporta a los inmigrantes refugiados en Kesselsdorf, cerca de Dresde, de donde procede, ha optado por venir a vivir con su esposa al municipio tinerfeño de Arona. En su perfil de la red social, el líder islamófobo agrega que cada dos semanas visita su país como "muestra de resistencia". "Hemos sido perseguidos", dice Bachmann. "Entraron en mi casa cuatro veces e hicieron explotar mi coche. Esto es necesario por mi seguridad y la de mi familia", detalla.

El defensor del odio

Bachmann asegura que "no importa dónde se gane el pan si defiende sus ideas con entereza" y que no había revelado antes su nuevo domicilio porque se lo desaconsejaron "por razones estratégicas". Con todo, anuncia que viajará a Dresde el lunes para someterse a una moción de confianza entre sus seguidores, si bien no explica cómo piensa ejecutar esa iniciativa.

Este hombre que promueve el odio hacia los musulmanes y los refugiados llevaba en Alemania una agencia de relaciones públicas y fotografía. Hasta 2014 apenas era conocido por la Policía, los camellos y las prostitutas del barrio rojo de Dresde. Pero en octubre de ese año organizó la primera de una cadena de protestas xenófobas y racistas. De entrada sólo le secundaron alrededor de 300 personas, muchos simpatizantes de grupos neonazis, pero fue ganando seguidores hasta que el 19 de octubre del año pasado llegó a reunir a cerca de 20.000 personas. Ese día, según informó la agencia Efe, Pegida exhibió su poder de convocatoria, revitalizado por la crisis de los refugiados y desafiando a miles de manifestantes que trataron de neutralizar su marcha. "No os queremos en Dresde ni en ningún otro lugar de Alemania. Sois la vergüenza del país", clamaron los manifestantes sobre los musulmanes y los refugiados desde detrás del cerco impuesto a los contramanifestantes, convocados por diversas organizaciones cívicas bajo la consigna Corazón en lugar de odio.

El último episodio del largo historial delictivo de Bachmann se produjo el pasado 3 de mayo. Fue declarado culpable de incitación al odio por haber escrito en su página de Facebook que los refugiados son "basura" y "escoria". El tribunal de Dresde, que inició su procedimiento el 19 de abril, consideró que el líder xenófobo debía pagar por ello una multa de 9.600 euros. La acusación pedía para él hasta siete meses de prisión pero el juez optó por la multa, aunque le advirtió que de seguir con este tipo de declaraciones lo mandaría a prisión. La sentencia supuso un importante revés a la retórica agresiva y beligerante de los partidos y movimientos que forman parte o flirtean con la ultraderecha y los grupos neonazis. De hecho, Lutz Bachmann tuvo que dimitir como cabeza visible de Pegida por un selfie en el que aparecía imitando a Adolf Hitler, apenas meses después de irrumpir como de la nada en la política y arrastrar a multitudes con consignas xenófobas.

Las proclamas de Pegida vivieron un renovado auge a finales de 2015 y principios de este año después del declive que sufrió a comienzos de ese año tras verse envuelto el movimiento en sucesivas polémicas, especialmente en la figura de Bachmann. El grupo tuvo escisiones, naciendo incluso nuevas formaciones. Pero la presión que ejercen estos y otros colectivos de extrema derecha y las simpatías que despiertan en un sector de la población y en determinados sectores de la derecha moderada alemana han hecho la canciller Angela Merkel y su gobierno hayan pasado de defender la política de recepción de refugiados a limitarla.

Anteriormente a la condena por incitar el odio contra los refugiados, Lutz Bachmann había sido sentenciado a tres años y medio de cárcel por la Justicia alemana por robo con violencia, entre otros delitos. Huyó a Sudáfrica, donde se inscribió en la Universidad de Ciudad del Cabo con un nombre falso para evitar la cárcel, según un reportaje del diario El País. Después de tres años, las autoridades descubrieron su verdadera identidad y lo expulsaron. Cumplió su condena en Alemania y, al cabo de dos años, fue excarcelado. Poco después fue detenido cuando intentaba vender cocaína, lo que le costó otra condena de dos años en libertad condicional. El expediente Bachmann también incluye, según el artículo de El País, haber conducido sin licencia y en estado de ebriedad, robos y agresiones físicas. Según informes de la inteligencia alemana, el conocido como flautista de Dresde es un hombre inteligente y ambicioso pero que siempre ha fracasado en alcanzar sus metas por su histrionismo.

Su llegada a Tenerife confirma que España se ha convertido en el lugar de retiro preferido de la ultraderecha alemana. Hace dos años, el que fuera presidente del neonazi Partido Nacionaldemócrata Alemán (NPD), Holger Apfel, se mudó a Mallorca, donde gestiona un bar frecuentado por turistas de su país.