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Grandes mitos de la alimentación

El huevo, la leche, la carne roja o el azúcar son alimentos de toda la vida que ahora parecen tener más detractores, aunque la humanidad ha sobrevivido incluyéndolos en su dieta

Grandes mitos de la alimentación

"Comer es un placer", dice la canción que el entrañable Miliki cantaba a los niños para que se alimentaran de frutas y verduras y huyeran del exceso de dulces y caramelos. No estaba desencaminado el popular payaso, que advertía de la importancia de comer bien pero, ¿se puede comer de forma saludable sin necesidad de seguir modas o acudir a herbolarios? La respuesta es sí, o eso dicen los expertos.

El boom de alimentación saludable en el que nos hallamos inmersos actualmente conlleva varios peligros, como dejar de recibir ciertos nutrientes o proteínas si se siguen ciertas modas y se olvidan aquellas comidas sanas y que hacen grandes aportaciones a la dieta. Demonizar algunos alimentos que han sido básicos en la alimentación del ser humano y, si se apura, fundamental para que la especie humana haya llegado al siglo XXI, es un error, advierten las distintas sociedades científicas. Como en todo, lo mejor es tener sentido común.

El especialista en Endocrinología y Nutrición Francisco Tinahones admite que hoy día los expertos aconsejan a los pacientes en función de las evidencias científicas. "Hasta ahora lo único demostrado es que hay que seguir una dieta variada y lo más parecida posible a la mediterránea", señala el médico, que recuerda que esta última tiene una repercusión positiva muy importante en la salud de quien la sigue.

Pero el boca a boca, estudios privados y, sobre todo, el marketing, están propiciando que se dispare el consumo de productos nuevos, como la quinoa o la estevia y se estén demonizando otros que llevan incorporados a nuestra dieta siglos, como la leche, el pescado azul o el huevo. Todo aquel que se realiza analíticas rutinarias ha oído eso de que comer más de dos huevos a la semana tiene consecuencias en el colesterol. El endocrino asegura que ya se ha demostrado que se trata de un mito que ha desmontado hasta la Sociedad Americana de Dietética, que señala que tras varios estudios se ha constatado que los sujetos sanos no deben delimitar su consumo y que aquellos que padecen esta alteración metabólica pueden tomarlo, siempre, como todo, sin abusar.

Otro de los alimentos que más se está demonizando últimamente es la leche. "El hombre es el único animal que consume leche más allá de la infancia", aseguran muchos detractores de esta rica fuente de calcio que nos acompaña en desayunos, sobremesas de café, meriendas e, incluso, cenas. No hay más que darse un paseo por los supermercados para observar cómo han proliferado los distintos tipos de leche: de soja, avena, arroz o almendras. También las hay sin lactosa. "Es verdad que algunas personas en edad adulta desarrollan intolerancia a la lactosa porque hay una enzima que degrada la lactosa y hace que la leche le siente mal, pero es un porcentaje de pacientes que no es la globalidad", señala Francisco Tinahones, que recuerda que es cierto que el hombre es el único mamífero que toma leche, pero también el único que toma tomate. "Prácticamente todos los alimentos son fruto de la manipulación del hombre, de técnicas de agricultura", señala el experto, que apunta a que la fuente de calcio que aportan los productos lácteos previene más osteoporosis que el calcio en pastillas. "Es verdad que es muy rico en grasas saturadas y en exceso no es beneficioso, pero como todo", recuerda.

El pescado azul es otro de los alimentos que han pasado de estar en el lado oscuro al del beneficio. "Afortunadamente desapareció esa corriente que lo criticaba, su grasa es buena y no hay evidencias que digan que el pescado blanco es mejor", indica el endocrinólogo, que insiste en que cuanto más variada es una dieta, más sana es.

Hace un año la carne roja vivió su particular calvario. La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó en un comunicado de que consumirla de modo habitual provocaba cáncer. Tras el revuelo organizado en torno a este anuncio, que puso contra las cuerdas a la industria de la alimentación y generó alarma social, la propia OMS se vio obligada a rectificar y a quitarle hierro al asunto. El director de la Unidad de Gestión Clínica de Endocrinología y Nutrición, Francisco Tinahones, apunta a que el consumo debe ser ocasional, pero recuerda que también tiene propiedades positivas.

Apartado diferente merece el consumo de azúcar, un producto presente en numerosos alimentos, en muchos más de los que creemos. Pese a la obviedad de que consumir más dulce de la cuenta es negativo para la salud, el médico recuerda que no ocurre nada si se consume de forma moderada. "Es verdad que hay ahora un debate claro en el mundo de la nutrición de si se deben consumir productos azucarados o no", señala y es que, recuerda, es el azúcar refinado el que debe evitarse. "Pero tomar hidratos en pasta, arroz o legumbres, que acaban por convertirse en glucosa, es más beneficioso que del otro modo", advierte. No obstante, sus sustitutivos, como la sacarina o la estevia no han demostrado en ningún estudio que generen menos diabetes que el azúcar, apunta.

Al margen de mitos o modas, la realidad es que en los últimos años la industria de la alimentación está haciendo caja con productos eco o saludables. El ejemplo son las bayas de goji, que hace cinco años estuvieron en auge y se consumían en ensaladas, yogures y hasta sopas. Hoy, apenas se escucha hablar de estas pequeñas pasas, pero sí de otros alimentos como la quinoa tras la que hay mucha publicidad.

"En general hay mucho marketing, la Agencia Europea está regulando la publicidad y se ha dado un cambio importante, antes veías un anuncio y casi te decían que te curabas de un cáncer", señala el endocrino, que apunta a que tras la publicidad y ciertas modas está el mercado de la alimentación, hoy día la industria más potente. "Se aprovechan de que la gente se quiere cuidar, se adelanta a la evidencia y se fundamenta en nada. Lo que hace falta es sentido común", apunta el doctor.

Francisco Tinahones cree que en España es fácil seguir la dieta mediterránea, la alimentación saludable por excelencia que tiene al aceite de oliva como principal aliado. "Llevamos haciendo estudios sobra esta dieta sesenta años y a día de hoy está demostrado que tiene beneficios para la salud: reduce en un 30% la mortalidad".

Por su parte, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) se ha visto obligada ante la proliferación de dietas de moda a informar de sus riesgos para la salud. "Muchos pacientes buscan y siguen las dietas de moda, ilusionados por la información y los testimonios, en ocasiones, de personas famosas, pero las consecuencias adversas para la salud de este tipo de dietas son obvias y diversas", señalan desde la institución, que apunta a que durante los últimos años han proliferado una serie de propuestas de tratamiento dietético para la obesidad y otros procedimientos de eficacia no comprobada. "La recuperación ponderal y el fenómeno de rebote son frecuentes y no están exentos de riesgos", dicen.

Según la SEEN, la pauta de alimentación para el tratamiento de la obesidad debe tener las siguientes características: hipocalórica, equilibrada y adecuada para el paciente. "Para que el tratamiento de la obesidad sea duradero es requisito indispensable que la pauta de alimentación de adapte a las características y al tipo de vida de cada persona".

Así, la responsable del Área de Nutrición de la SEEN, Irene Bretón, explica que, "el término equilibrada se refiere a que debe aportar los nutrientes esenciales y debe mantener un equilibrio entre los distintos macronutrientes que se asocie con una mejoría de la salud".

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