El aceite de palma sigue en el centro del debate. De repente, en la industria alimentaria, parece que todo gira alrededor de un producto bajo sospecha a nivel sanitario -algunos estudios lo relacionan con enfermedades cardiovasculares y el cáncer- y nefasto para el medioambiente -su producción a mansalva es la principal causa de deforestación en el sudeste asiático-. Con esos antecedentes, la grasa vegetal procedente de la la palmera Elaeis Guineensis ha saltado esta semana a la primera plana porque Alcampo decidió que desapareciera de los productos que se comercializan bajo su sello y porque Esquerra Republicana -a través de una proposición no de ley (PNL)- llevó la controversia hasta el Congreso de los Diputados. El asunto, de momento, no se detiene ahí: las principales cadenas de distribución españolaes reclaman, ahora, a la industria alimentaria que deje de usar el aceite de palma.

Presente en productos como la bollería industrial, papas fritas, galletas, precocinados -cremas, pastas-, pizzas, margarinas, congelados, chocolates, snacks, helados o cereales de desayuno, portavoces de compañías como Mercadona, DIA, Lidl y Auchan confirmaron ayer a Efeagro que mantienen conversaciones con sus proveedores para eliminar el aceite de palma, aunque desde la propia industria ya han advertido que, por el momento, no existe alternativa sin alterar las condiciones del producto.

La finalidad al emplear el aceite de palma varía según el alimento. Así, en dulces y bollería industrial, se utiliza porque a temperatura altas se mantiene más sólido que el chocolate y da consistencia al producto; en margarinas y cremas se emplea para que se unten con mayor facilidad; en snacks como las papas fritas, esta grasa vegetal se aplica porque aguanta más frituras que otras; y en los precocinados se consume para alargar la fecha de caducidad.

Plan

"Los interproveedores y proveedores de Mercadona llevan tiempo realizando movimientos para sustituir, cuando es posible, el aceite de palma y otras grasas trans en sus productos y van a continuar avanzando en esta línea", apuntaron ayer a Efe fuentes de la empresa valenciana, líder del sector de la distribución con cerca de un 23 % de cuota del mercado.

Desde DIA subrayaron que su política pasa también por "sustituir siempre que sea posible tecnológicamente" este ingrediente, y cuando no es viable reclaman que utilicen aceite de palma con certificado de sostenibilidad.

En Auchan, que engloba las enseñas Alcampo y Simply, ya trabajan con sus proveedores "con el objetivo final de eliminar el aceite de palma" de sus marcas propias, aunque por el momento no tienen una fecha concreta para conseguirlo.

En Lidl también señalaron que intentan evitarlo "siempre que se puede", pero en los casos donde no es factible "se utiliza el que tiene sello de sostenibilidad".

Fuentes del grupo Carrefour aseguraron que han optado por exigir el uso de aceite de palma sostenible a sus proveedores, mientras que desde El Corte Inglés recordaron que la empresa forma parte de un grupo de trabajo sobre este ingrediente en el marco del Consumer Goods Forum con el propósito de que todo el aceite de palma utilizado cuente con un certificado ecológico.

La preocupación de las grandes cadenas por este ingrediente se hace público meses después de que la empresa SuperSano, con una red de doce establecimientos en España y especializada en producto ecológico, decidiera retirarlo totalmente de sus lineales.

La cadena ha visto cómo sus ventas se incrementaban hasta en un 20 % después de tomar la decisión de renunciar a los productos elaborados con aceite de palma.

"Cuando empezamos -la medida fue anunciada a finales de octubre-, tuvimos un retroceso del 5 % de las ventas. A partir de Navidades empezamos a notar que subíamos, en febrero aumentamos un 12 % y ahora estamos casi en un 20 % más en comparación con el mismo mes del año anterior", detalló en declaraciones a Efeagro el gerente de la compañía, Jesús Sánchez.

Fuentes del sector de la industria explicaron que el aceite de palma es un ingrediente vegetal utilizado normalmente junto a otros aceites que "en muchos casos no se puede sustituir".

"Aporta consistencia, untuosidad, da un toque crujiente... También alarga la vida útil del producto y evita que se deteriore visualmente. Se ha intentado sustituir, pero no se ha podido", señalaron estas mismas fuentes.

Su uso está permitido internacionalmente, aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja limitar su consumo por contener cerca de un 50 % de ácidos grasos saturados.

La producción de aceite de palma se concentra en países tropicales -sobre todo Malasia e Indonesia-, donde su cultivo y fabricación ha provocado problemas medioambientales.

"El debate sobre el aceite de palma existe, pero va más allá de si se elimina o no. Todos podemos aspirar a quitarlo, pero falta saber por qué lo puedes sustituir. Ahora no se conocen alternativas y puedes perder categorías de producto", argumentan fuentes del sector.

El uso del aceite de palma en alimentos se ha incrementado durante las dos últimas décadas por dos causas: la eliminación, en la industria, de las grasas animales y su sustitución por las vegetales -tras pasar por las grasas hidrogenadas y trans- y su bajo coste. Si una tonelada de aceite de oliva alcanza los 3.500 euros y una de aceite de girasol cuesta 900 euros, la de aceite palma se queda en 650 euros.